Una vez más, Honduras se ve amenazada por un fenómeno natural de grandes dimensiones, la tormenta tropical Sara, que se formó ayer en el océano Atlántico.
Según las proyecciones, se espera que Sara avance lentamente, lo que mantendría las lluvias casi estacionarias en la región y probablemente provocará inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra que amenazan la vida en sectores de América Central.
Los acumulados de lluvia que se esperan son superiores a los 100 milímetros, lo que representa un alto riesgo para las poblaciones y territorios altamente vulnerables.
Frescos están en la mente de los hondureños los recuerdos de los desastres dejados en el país por los huracanes Eta y Iota que azotaron al país el 7 de noviembre de 2020, el primero, y el 16 del mismo mes y año, el segundo, causando inundaciones, daños por vientos en varias comunidades y dejando sumida en una mayor pobreza a miles de compatriotas de las zonas afectadas.
También, que las obras de mitigación que se recomendaron entonces no se han hecho, lo que expone aún más a las poblaciones que siguen habitando en las zonas de riesgo, que hoy están siendo amenazadas por un nuevo fenómeno.
Mientras las lluvias ya causaban inundaciones en Roatán, Islas de la Bahía; Brus Laguna, en Gracias a Dios; Tocoa, Colón, y la ciudad puerto de La Ceiba, entre otras, las autoridades competentes emitieron las alertas correspondientes y anunciaron en medios de comunicación y redes sociales que se preparaban para atender las emergencias.
Pero no deben olvidar que son muchas las zonas que seguramente se verán afectadas por las lluvias, en los que la gente es muy pobre, no tiene dinero ni para comer y mucho menos acceso a internet, lo que les obliga a buscar mecanismos para hacerles llegar los mensajes de prevención que se requieren.
El llamado es a tomar todas las acciones que sean necesarias, no importa que le llamen exagerado. En estos momentos, es urgente que todos tomemos precauciones para preservar la vida.