Son tres de las cualidades que deben marcar a los funcionarios que en este momento les toca liderar las estrategias gubernamentales para hacer frente a la pandemia del Covid-19 en el país, con el propósito de minimizar los daños a la salud de la población con los recursos que se disponen.
Es necesario que todos y cada uno de ellos, cuando salgan de sus hogares para emprender las tareas encomendadas, no olviden que de su accionar está dependiendo la vida de los hondureños y hondureñas, sin importar su raza, sexo, edad, clase social, y mucho menos, su filiación política.
Que no olviden que el país requiere en estos momentos de líderes que sepan cuáles son los caminos que se deben transitar para enfrentar y ganar esta batalla.
Que sepan transmitir clara y concretamente sus mensajes, y sobre todo, que sean capaces de unir a toda la ciudadanía en pos de la consecución de los objetivos propuestos y principalmente de salvaguardar la vida de todos y todas.
El poder que da el cargo, el amor a la bandera del partido que lo llevó al poder, el politizar las acciones pensando en el favor que se pueda hacer a X o Y candidato deben terminar de manera inmediata.
Igual llamado para los de la oposición política.
No es tiempo de utilizar la pandemia para halar agua a sus molinos.
Es tiempo de unidad.
Es tiempo de responsabilidad y de atención de cada una de las indicaciones que emanen desde la autoridad y de los especialistas.
Es tiempo de llamar a todos y a todas a ser parte de la solución, claro está, sin que los funcionarios olviden su responsabilidad de manejar transparentemente los fondos que el pueblo les ha permitido administrar, y que ese pueblo esté siempre vigilante del buen manejo y destino de sus fondos.