Este vocablo lleva implícito un compromiso total, absoluto, por toda una vida, ya que el hecho de engendrar es tan solo el inicio de una trayectoria que nunca concluye, cargada de obligaciones, deberes, responsabilidades, presentes a lo largo de la existencia paterna.
Quien no esté preparado emocional y materialmente para tan honroso pero arduo compromiso, debe aguardar hasta que llegue a su plena madurez como persona segura de poder responder plenamente -de manera positiva- a tan alto desafío. Y es que la paternidad responsable implica esfuerzos sostenidos, vigilias, sacrificios a lo largo de las distintas etapas de crecimiento psico-físico de las y los hijos.
A la par de las preocupaciones van aparejadas las satisfacciones al concluir que se ha estado a la altura del reto vital. Así como admiramos a las madres solteras, jefas de hogar, de igual manera debemos valorar a aquellos padres que, por sí solos, desempeñan el doble y simultáneo papel de actuar en doble función: paternal y maternal, teniendo a su cargo, unilateralmente, la crianza, manutención y educación de su prole.
La planificación familiar permite tanto al hombre como a la mujer prepararse para cuando llegue el momento de asumir la paternidad y maternidad, ya listos emocional y económicamente. A todos los hijos e hijas debe demostrárseles igual cariño, sin dispensar favoritismos hacia alguno(a) en especial, con ello evitando reclamos y resentimientos acumulados.
El otorgarles afectos y oportunidades debe ser equitativo, con el propósito de que desarrollen su personalidad y potencial en plenitud. El agradecimiento de hijos e hijas será permanente. Procrear un único hijo(a) o varios depende de los recursos con que se cuente para poder conceder un mínimo de comodidades, incluyendo educación formal de calidad, herramienta cada vez más decisiva para la lucha por la existencia.
En la víspera de esta celebración, reciban nuestros compatriotas que ya son padres el reconocimiento de diario EL HERALDO.