La tragedia alcanzó ayer a varias familias que se dedicaban a la venta de pólvora en un sector destinado para tal fin a inmediaciones del Polideportivo localizado en el barrio El Campo de Catacamas, Olancho, que fueron consumidos en minutos por un voraz incendio.
Una persona falleció calcinada y las pérdidas económicas son millonarias, según los informes preliminares, ya que las llamas consumieron en su totalidad la pólvora que estaba a la venta, así como un carro y una motocicleta aparcadas en el predio. Las causas, como siempre sucede en este tipo de hechos lamentables, se encuentran en investigación.
La tragedia se registra a escasas horas de las celebraciones de las fiestas de Navidad, que tienen como una de sus principales características el uso de diversos artefactos elaborados con pólvora, los que son comercializados en sitios como el que tomó fuego ayer en Catacamas, donde sí estaba permitido la comercialización de los mismos.
Si bien es cierto que el uso de la pólvora en estas festividades es ya una tradición arraigada en nuestra cultura, también lo es que la no observancia de estrictas medidas de seguridad al momento de su manipulación es la causante de accidentes que pueden causar la muerte de personas, como el caso ocurrido ayer en Catacamas, y de quemaduras en diversos grados, lesiones oculares y auditivas, y hasta mutilaciones que marcan la vida de las víctimas.
El lamentable suceso de Catacamas debería ser un llamado de atención a la población a observar de manera estricta las ordenanzas de las autoridades municipales donde está prohibida la venta de estas productos, así como las recomendaciones de las autoridades para proteger la salud y la vida, restringiendo el acceso -principalmente de los niños- a los mismos.
El llamado es entonces a celebrar hoy la Natividad del Señor Jesús con fe y devoción, sin excesos de ningún tipo, con moderación, sin olvidar que la salud y la vida de los nuestros es un don que debemos preservar a toda costa.