Después de las elecciones generales del año pasado, el entonces presidente Porfirio Lobo, que desde antes sabía del saqueo a que estaba siendo sometido el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), nombró una comisión interventora encabezada por la expresidenta de la Corte Suprema de Justicia y titular entonces de la Comisión Nacional de Bancos y Seguros, Vilma Morales.
Ya van casi ocho meses desde que la mencionada Junta Interventora asumió el control del IHSS, nombrando en sustitución del ahora prófugo Mario Zelaya al empresario Richard Zablah, quien ya antes había ocupado ese cargo, por lo que se supone conoce muy bien cómo se manejan las cosas en esa institución.
La abogada Morales se llevó parte del experimentado equipo de auditoría de la CNBS para escudriñar los intersticios de la corrupción en el IHSS, tanto en lo relacionado con la administración de recursos como en lo que tiene que ver con el sistema informático que le costó decenas de millones de lempiras a los derechohabientes. Con respecto a lo primero se ha informado un poco, pero en lo segundo prácticamente nada se ha dicho públicamente.
Más bien han sido el Consejo Nacional Anticorrupción y el propio Ministerio Público los entes que más han exteriorizado sobre el escandaloso nivel de corrupción de la administración nacionalista en el IHSS.
Pero el asunto más importante en estos momentos, principalmente en cuando al derecho de quienes mensualmente cotizan al IHSS, es que ocho meses después de que la Junta Interventora tomó control de la institución, no se ha mejorado para nada la atención de los pacientes. Todo parece ir de mal en peor.
Y es que aunque es fundamental que se esclarezca la corrupción en el IHSS hasta en los mínimos detalles, sin tratar de ocultar a ninguno de los implicados, al menos para la Junta Interventora el reto principal debiera ser que los derechohabientes del Seguro Social sufran lo menos posible los efectos del saqueo al que fue sometido el Seguro Social por los politiqueros de oficio.
La reacción de los interventores ante las denuncias de los médicos del IHSS sobre las carencias existentes –con base en la realidad que sufren los derechohabientes— solo muestra la incapacidad para atender las necesidades de los cotizantes y la urgencia de un cambio de actitud que dé respuestas concretas a quienes no tienen la culpa del accionar de los políticos corruptos.