En Honduras uno se puede morir sin haber padecido enfermedad alguna. Es un acto de insensibilidad humana e indiferencia que se observa a menudo en muchos hospitales y centros de salud públicos y privados con el manejo irresponsable de nuestros exámenes, análisis de laboratorios e imágenes.
He encontrado muchos casos en donde personas salen diagnosticadas con cáncer, epilepsia, infarto de miocardio agudo, o leucemia cuando en verdad no tienen esas enfermedades o el diagnóstico es otro o de un paciente distinto. Luego se enferman por medicamento impropios.
Muchos padres de familia sufren por nada y hasta invierten de su patrimonio para llevar a sus hijos al extranjero para concluir; después de muchos análisis, que el médico o especialista no encontró rastro o evidencia de alguna enfermedad.
Otro asunto imperdonable se da en los exámenes de laboratorios donde los hospitales públicos se saltan la barrera de la seguridad sanitaria y muchos pacientes aparecen con rarezas o defectos congénitos inventados por errores de imagen o radiologías.
El Colegio Médico debe investigar y recopilar muchos resultados de hospitales del extranjero para denunciar y aplicar sanciones a médicos y personal especializado con el fin de evitar este lastre en la salud pública. La calidad en la medicina no debe ser discriminada y peor aún permitir que muchos hospitales no sean objeto de regulación en el mantenimiento de equipo médico por mejorar sus balances. Si estas personas no se autorregulan es preciso que el Congreso Nacional establezca normas y procedimientos para proteger a los pacientes de la amenaza sanitaria exhibida en el extranjero.