Esta frase la acuñó el periodista mexicano Jacobo Zabludovsky, en el inicio de la carrera por la presidencia de México. Todo como parte de las reacciones ante la incesante campaña mediática para generar imágenes favorables a favor de candidatos que no tenían servicio social o carrera política para lograr votos como parte de un negocio de poder.
En efecto, y para aplicar ese criterio, en Honduras aparecen muchas personas que no tienen ningún perfil para ocupar cargos en el Estado y creen que el pueblo está comprado por un gol cantado, un programa de televisión, un puesto de pastor, el comediante o el payaso que hizo muchas piruetas o chistes.
Puede ser que alguno logre un espacio, pero después de ver muchas elecciones internas y generales se puede concluir que las personas -aparte de méritos propios- deben tener cierto servicio social o público para ser tomadas en cuenta a la hora de la votación.
Esto porque antaño aparecieron los amigos de la televisión y después apagaron sus teléfonos a la hora del curul.
La gente pide que no la abandonen y es interesante ver como muchas personas logran permanecer veinte o treinta años en cargos públicos porque no solo tienen un mensaje, sino que lo menos los votantes ven alguna obra o promoción social por los desfavorecidos.
En Honduras muchos logran porque siguen en campaña aun después de ser electos mientras otros novicios logran poco porque creen que los anuncios de colores les rendirán frutos como las casas comerciales. El credo es servir.