Entre 1538-1539 nuestros antepasados lencas alcanzaron una tregua en los conflictos intertribales, unificándose para enfrentar el peligro común: la invasión y ocupación de sus territorios por guerreros provenientes de allende el océano, equipados con tecnologías bélicas desconocidas por los invadidos, que fueron decisivas para el eventual sometimiento.
Lencas e hispanos vivían dos tiempos históricos distintos: los primeros aún insertos en la Edad de Piedra, los segundos iniciando el capitalismo comercial.
Los ancianos decidieron escoger a un joven cacique para coordinar la resistencia: Lempira. Así, él junto con Cicumba en el Valle de Sula y Toreba en Trujillo se constituyeron en los primeros héroes históricamente documentados de nuestra nacionalidad y soberanía.
El hecho que los europeos finalmente se impusieron en los campos de batalla hizo posible que procedieran sistemáticamente a la explotación de la fuerza de trabajo aborigen y al cobro de tributos destinados a la Corona y a particulares, apoderándose de las tierras más fértiles: el recurso productivo más importantes de nuestros ancestros.
La independencia política no significó la restitución de su patrimonio territorial. Hasta hoy los pueblos indígenas continúan en situación de subordinación y marginalidad, desde Alaska a Chile. Esta realidad debe ser recordada para no caer en el error de idealizar a quienes se impusieron a sangre y fuego, mediante la vía armada y la penetración ideológica.
La población india americana está ubicada en el peldaño más bajo de la estructura social, con elevadas tasas de analfabetismo, desnutrición, desempleo, discriminación y marginalidad por sus compatriotas ladinos.
Sus tierras, bosques, aguas y minerales se van inexorablemente reduciendo en la medida que los ataques sobre sus patrimonios ancestrales se valoran más, siendo objeto de especulación y codicia del mercado.
Gracias a su tenaz resistencia a estos despojos es que aún logran preservar parte de su herencia material y cultural, en desigual combate.
Este 20 de julio estudiemos y derivemos lecciones de la heroica gesta lenca encabezada por Lempira. Su ejemplo heroico continúa vigente hoy, como ejemplo de patriotismo, dignidad, honor y sacrificio,
Honduras y los hondureños encontramos en él y en su etnia un paradigma a emular que el tiempo no es capaz de borrar del imaginario colectivo.