Somos muchos los hondureños que amamos nuestra patria y nuestra gente; que aspiramos a salir del subdesarrollo potenciando la riqueza de recursos humanos con que contamos; sin embargo, es lamentable lo que está sucediendo en los sistemas de educación y salud, básicos para el desarrollo económico y social. Un pueblo sin salud y sin educación jamás podrá salir adelante y superar el estatus de país subdesarrollado, pobre y endeudado. Pero a vista y paciencia del presidente de la República, los centros educativos y de salud del sistema público mantienen cerradas las puertas la mayor parte del año en perjuicio de la población que no tiene acceso a los servicios privados, “los pobres” que tanto son utilizados en las campañas políticas.
Sin educación ni salud estamos retrocediendo, nos estamos estancando en la pobreza, la inseguridad, la enfermedad, la delincuencia; en resumen: estamos impidiendo el desarrollo económico y social de Honduras, que es lo que nos permite a todos mejorar nuestra calidad de vida, especialmente dentro de los sectores empobrecidos, los que necesitan desarrollar sus potencialidades humanas para superar su nivel de vida y vivir en condición de dignidad, lo cual implica el acceso a los servicios de calidad en el campo de la educación y la salud para incursionar en el mercado de trabajo.
Si tanto interés hay por los pobres, ya deberían de estarse buscando alternativas y diseñando estrategias con miras a poner orden, procurando en lo posible el acuerdo, el consenso con los gremios responsables de la situación, de tal manera que los pobres que interesan al Presidente no sigan siendo los afectados por decisiones de las autoridades y por los gremios en pugna que, dado el campo al que pertenecen, lo menos que se puede esperar es que sean sensibles a la población para cuya atención les pagan.
Los gremios, por su parte, deberían sensibilizarse, no velar solo por sus aspiraciones haciendo enorme daño a los hondureños y hondureñas pobres, que no pueden pagar para recibir educación y salud; que no tienen responsabilidad alguna en lo referente a sus demandas. De lo contrario, ¿cuál es el mensaje que están enviando al pueblo, a los niños y a los jóvenes que están formando? El ministro de Educación, haciendo uso de sus facultades, ha establecido una extensión del período lectivo para reponer el tiempo perdido, antes de que finalice el año, lo cual es realmente justo para reparar el daño causado a la niñez y juventud pobre, pues tanto para ellos como para los padres, especialmente las madres solas, significa recursos económicos perdidos y tiempo valioso para los estudiantes que no se merecen ser tratados con semejante irrespeto e irresponsabilidad por parte de sus mentores, excluyendo a los maestros y maestras responsables que por su parte no hubieran apoyado semejantes desafueros. ¡Ya basta! Si los empleados de los sistemas de educación y de salud tienen derechos, los enfermos y los estudiantes pobres también los tienen, y no son ellos los responsables de las demandas insatisfechas de los primeros.
Señor Presidente: usted es la máxima autoridad. Resuelva pronto la situación; aplique la ley con el “puño firme” que mostraba en la campaña; aunque sea para que se cumpla su promesa de “Primero los pobres” que tanto escuchábamos. Si en este momento las aguas han vuelto a su cauce, que no sea por arreglos bajo la mesa, lo justo es no perjudicar a los estudiantes ni a los enfermos, porque son el capital humano con que cuenta Honduras y los hondureños.
Si de todas formas va a terminar cediendo ante las demandas de los gremios, mejor tome las medidas del caso cuanto antes, pues el año escolar ya no se podrá rescatar ni aumentado unos cuantos días y los enfermos ya empezaron a fallecer o están padeciendo sin esperanzas de ser atendidos en sus derechos fundamentales como son la salud y la educación, lo cual no es justo. Pues esta es la oportunidad de que se cumpla y no que se quede en un simple eslogan de campaña.
Es inaceptable tanta indiferencia e irresponsabilidad. Nadie tiene derecho a negar la educación y la salud a la población que no puede pagar por estos servicios. No es justo aprovecharse de las demandas de los sectores vulnerables para lograr un objetivo gremial
Mientras tanto, llama poderosamente la atención que el presidente de la República se mantiene al margen de la situación como si no fuera de su competencia la solución. Le hemos visto mayor interés cuando se trata de otros temas, que no son más importantes que nuestros niños y jóvenes sin recibir el pan del saber por capricho de sus mentores. Esta no es una preocupación privativa de quien se expresa en este espacio, sino el sentir pensar de muchos ciudadanos y ciudadanas con quienes hemos abordado el tema y coincidimos que es inadmisible que no se atienda desde Casa Presidencial.