La campaña política en Honduras es una oración o plegaria para muertos. Todo lo que se mira son soluciones gubernamentales para todo: apoyo educativo, social, empleos, etc.
Palabras que no tienen eco porque estamos entregados por culpa de los políticos a los acreedores de la humanidad: los organismos internacionales de financiamiento. Aumentando la desesperanza, la deuda interna más alta que nunca y lo peor es que las empresas de servicios públicos se han mantenido solo para beneficio de políticos y sindicalistas.
Las recetas son mentirosas y en verdad ninguno define la estrategia para aumentar la recaudación y el saneamiento de las finanzas públicas y como mesías aparecen inventando cifras de empleo que ni la empresa privada puede lograr en la mejor de sus épocas…
Seguimos invocando ideas viejas, líderes fallecidos, tradiciones y el culto a la personalidad cuando la clase media necesita un planteamiento realista de cómo romper con el monopolio económico, la injusticia social del despido injustificado por política y el salvamento del sistema de seguridad social. La pregunta es cómo y no quién puede resolver las cosas.
Mientras la salida en Argentina fue el trato comercial con China y en Chile fue el valor agregado a las materias primas, en Honduras no existe estadista que fije el rumbo de la nación hacia una economía en pleno rescate y la reconversión de generaciones enteras de hondureños hacia el mundo con un mercado interno fortalecido que proteja al productor más humilde. Honduras requiere de hombres y mujeres con esperanza real y efectiva.