El hecho denunciado por Deloitte, una de las compañías más famosas de asesoría financiera en el mundo, acerca de la probabilidad del 90 por ciento de vulnerabilidad de las contraseñas en el mundo informático actual, nos hace la reflexión sincera de que todavía el sentido común es más moderno y seguro que la tecnología personal y empresarial actual.
Si usted lo observa, en los bancos existen más protocolos de caja que antes, pero hay más hurtos informáticos porque estos protocolos son inseguros. Por otro lado, el alto costo de actualización informática y de mantenimiento de base de datos nos hace preguntar: ¿No estaremos haciendo más errores que facilitando la honestidad en las transacciones?
El error de las compañías y las personas es sustituir todo con la tecnología, hasta ir al supermercado.
Estamos presenciando una debacle en la interacción humana y hasta las guerras se pretenden librar sin seres humanos. Esto nos lleva a la conclusión que nuestra juventud está perdiendo el tiempo entre cajas de circuitos en vez de relacionar su vida más con personas. De tal manera que, al estar conectados por mucho tiempo, se cree que las máquinas hasta lograrán imprimir emociones con una novia o viceversa.
El progreso no sirve sin interacción humana, porque el desarrollo se aleja del mundo social y las penas humanas solo serán estadísticas. La respuesta debe basarse en un balance entre la herramienta tecnológica y la sensibilidad que sirva para que el ser humano sea consecuente con la realidad y no un bebé frente a sus semejantes.