La oscura nube de desconfianza que flota sobre el ambiente hondureño desde la madrugada del 12 de diciembre de 2012, Día de la Virgen de Guadalupe, Patrona de América, puede disiparse ahora, poco después del Día de la Virgen de Suyapa, Patrona de Honduras, si el Pleno Especial de la Corte Suprema de Justicia, cualquiera que haya sido la forma en que fue nombrado, emite un fallo patriótico, estrictamente constitucional, que restaure la seriedad y la credibilidad de las instituciones gubernamentales de Honduras.
Ese pequeño grupo de hondureños que integrará el Pleno de la Corte tiene la oportunidad de lucirse demostrando que, al asumir semejante responsabilidad, estaba dispuesto a representar valientemente a un pueblo cansado de tantas desilusiones, a compatriotas que necesitan urgentemente un rayo de esperanza que ilumine su vida.
Los que realmente creemos que el pueblo es soberano confiamos en que estaremos bien representados por quienes han sido llamados a conformar un tribunal especial.
Como abogados que respetan su profesión, estamos seguros de que demostrarán con claridad su apego a la ley y su interés por no empañar la imagen de Honduras que tanto han dañado individuos que, olvidando la dignidad, dieron prioridad a su seguridad y bienestar personal.
Señores integrantes del Pleno Especial de la Corte Suprema de Justicia:
La delicada decisión que ha quedado en sus manos puede asegurarles un lugar importante en la historia de nuestro país o puede llevarlos a engrosar las filas, que cada día aumentan, de aquellos que desprecian ese honor por no desafiar a quienes pretenden controlar el poder absoluto.
En sus deliberaciones, después de haber leído e interpretado las leyes vigentes en Honduras, no las que desean imponer los que quieren someternos al yugo del Socialismo del Siglo XXI, piensen en las consecuencias de un fallo que permita nuevamente que extranjeros opinen sobre lo que nosotros tenemos la capacidad de aclarar y resolver sin su ayuda.
Es conveniente, en momentos tan trascendentales como éste, recordar los pensamientos del más respetado y admirado de nuestros próceres, Don José Cecilio del Valle, a quien recordamos como “El Sabio”. A continuación, dos citas que invitan a la reflexión:
“El derecho más precioso de los hombres unidos en sociedad es el ser juzgado según la ley por jueces establecidos por la ley”.
“La ley, para que lo sea, debe ser justa. Este atributo divino es el mejor garante de nuestro bien en su observancia. Cuando todos seamos justos, entonces seremos felices.”