Criticar es fácil, con nuestras bocas hacemos maravillas o destruimos a cualquiera.
Si el candidato presidencial liberal Mauricio Villeda quiso limpiar los zapatos a alguien que se gana la vida haciendo eso, que lo haga; mal no le hizo al lustrabotas, así que ¿cuál es el problema?
Si yo quiero ir y ayudarle a una barrendera a barrer, lo hago y no pasa nada.
El papa Francisco lavó los pies a los reos y nadie dijo nada.
Todo mundo dijo: ¡qué buen papa! Increíble cómo cambiamos nuestra opinión cuando es otro el que hace algo bueno o un simple gesto de humildad y servicio.