El exsubcomisario de la Policía Nacional de Honduras, Ludwig Criss Zelaya Romero, ya se encuentra en manos de la justicia estadounidense, luego de ser extraditado el pasado martes.
Una corte Federal de Manhattan, Nueva York, acusa al expolicía de los delitos de conspiración para ingresar cocaína a Estados Unidos y tráfico ilegal de armas.
Además, es acusado de utilizar ametralladoras y dispositivos con alto poder de destrucción durante una actividad de narcotráfico.
Al filo de las 7:30 de la mañana, el extraditable salió bajo estrictas medidas de seguridad del Primer Batallón de Infantería, en la capital, a bordo de un camión del Instituto Nacional Penitenciario, rumbo a la Base Aérea Hernán Acosta Mejía, donde lo esperaban agentes de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) para llevarlo en un avión privado hacía Estados Unidos.
En caso de ser condenado, Zelaya Romero enfrentaría una pena mínima obligatoria de 40 años de prisión o, en su defecto, una cadena perpetua.
Lo despiden
Mientras el expolicía era trasladado a la Fuerza Aérea, sus familiares llegaron hasta el aeropuerto internacional Toncontín para darle el último adiós a través de los vitrales.
El llanto y la desesperación se apoderaron de la esposa, madre e hijos cuando el extraditable fue entregado oficialmente a la justicia estadounidense.
“Adiós hijo, te amo”, fueron las únicas palabras que pronunció la madre de Zelaya, mientras se conformaba con observar la aeronave donde era trasladado su vástago.
El expolicía fue bajado del vehículo y fue trasladado fuertemente custodiado por agentes de la DEA hacia la aeronave que lo llevaría hasta Nueva York.
Zelaya iba esposado de pies y manos, utilizando vestimenta formal, camisa verde a cuadros y pantalón de tela del mismo color.
Cuando estaba listo para despegar, trascendió que por fallas mecánicas la aeronave no lo hizo a la hora que tenían estimada, lo que produjo que el vuelo se retrasara por más de dos horas.
“Nos informaron que la aeronave regresó y cuando pasa eso es por algún desperfecto mecánico o que dentro de ella pasa algo”, manifestó Jorge Valladares, apoderado legal de Zelaya.
Aunque sin precisar qué tipo de enfermedad, el defensor confirmó que previo a ser extraditado el exagente se encontraba enfermo.
“Él ya no estaba comiendo, tenía alrededor de tres días de no comer, no estaba durmiendo y eso obviamente causa mucho daño. En cualquier persona que va a ser sometida a una situación de estas el estrés puede ser traicionero”, dijo Valladares.
Ludwig Criss Zelaya se graduó de la Academia Nacional de Policía en la promoción de 1997. Es originario de la ciudad de Danlí, El Paraíso. A su paso por la institución policial formó parte de varios cargos administrativos en la Unidad Metropolitana número 2 de Belén, en Comayagüela.
Zelaya forma parte del grupo de seis oficiales de la Policía Nacional que fueron sindicados por el gobierno estadounidense como narcotraficantes el 30 de junio pasado.
El exsubcomisario y sus otros compinches fueron cancelados por la Comisión Especial para la Transformación y Depuración de la Policía tras los señalamientos del gobierno de Estados Unidos.
Pocos días después, cinco de los señalados se entregaron voluntariamente a las autoridades estadounidenses para posteriormente ser trasladados a ese país.
Mientras que el 13 de julio Zelaya se entregó voluntariamente, pero a las autoridades hondureñas, lo que ocasionó que se sometiera a todo el proceso de extradición que duró exactamente seis meses.
El expolicía es el decimotercer hondureño que es entregado a la justicia de Estados Unidos mediante la figura de la extradición.
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