Honduras

Llantas de motos transformadas en originales rugidos del arte

Luis Enrique Pastor Bustamante encontró en las llantas viejas de motocicletas la materia prima para poder crear las figuras de animales más sorprendentes jamás vistas en Honduras

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18.03.2018

Danlí, Honduras
Rodó, sirvió para miles de aventuras, pero ahora su vida útil terminó en el crematorio. No es más que un pedazo de caucho inservible.

Es así como las personas visualizan el final de una olvidada llanta. Pero, donde muchos consideran que hay opacidad y debilidad, Luis Enrique Pastor Bustamante ve el brillo de un tesoro artístico. El joven, originario de Trojes, El Paraíso, pero residente en Danlí, se encarga de devolverle el esplendor a viejas llantas y convertirlas en obras de arte.

Una asignación
Empleado de la compañía Aguas de Danlí, Bustamante acató la orden de uno de sus jefes. La asignación era que junto con un compañero crearan y adornaran un jardín. Dispuestos asumieron el reto y surgió la posibilidad de que, para ahorrar costos, se realizara de llantas viejas.

El resultado de la obra fue muchas guaras, patos y canechos hechos de pedazos de caucho. Pero, más allá de eso, Bustamante descubrió un don especial que más tarde se transformó en una pasión admirable. “Dios me dio este hermoso talento y estoy agradecido”, dijo.

Al pasar los días, el joven se retó a sí mismo con la creación de un chapulín y le resultó muy fácil de realizar.

Es así como navegando por Internet se encontró la imponente figura de un león y un caballo y las adoptó como sus futuras obras de arte.

Para el león utilizó 65 llantas desechadas de motocicletas, una de vehículo y al menos unos tres mil tornillos. La recolección no fue fácil, pues visitó talleres para poder comprar la materia prima y contrató a personas en el crematorio para que le apartaran las llantas que llegaran y luego se las vendieran. Bustamante designó un riguroso horario de 4:00 PM (la hora que sale de trabajar) a 11:30 PM para dedicarlo a la elaboración del león y al cabo de dos semanas lo terminó.

La obra pesa 400 libras, pues está compactada en una estructura metálica, más el peso de las llantas, tornillos y para poder moverla se requiere de al menos seis hombres.

Su creación se viralizó en Internet y los encargos están comenzando a llegar. Para el caso, un joven de Copán ya le encargó el caballo y esta semana se lo tendrá listo.

Bustamante reconoce que aún no encuentra un valor monetario a sus creaciones, pues al ser las primeras de este tipo no tiene un parámetro de cuanto podría pedirles a sus compradores. Por el momento se deja llevar por consejos de hondureños residentes en Estados Unidos, quienes le aseguran que el trabajo debería ser muy bien pagado, aunque aceptó que a la hora de ofrecer sus obras en ese valor las personas lo consideran muy alto.

Eso sí, haberse dado a conocer en Internet le ayudó a que varios extranjeros en México y Estados Unidos se interesaran en sus obras y por medio de un socio ya se plantea la forma de exportar sus creaciones. Bustamante en todo momento le da gracias a Dios por su don y en manos de él es que pone el futuro de su negocio.

Por el momento, el joven artista utiliza herramientas prestadas o alquiladas y aspira a poder en un tiempo prudente ir comprando las propias. Su visión de poder tener su taller lo motiva a que sus figuras sean las más vistosas y ante la falta de tiempo por ser empleado en una compañía, trabaja en la noche. “De la mano de Dios podré continuar haciendo lo que me gusta y Él también me permitirá crecer en
mi proyecto”.