Honduras

Una selva encantada se esconde en Uyuca

Árboles de 190 años, especies endémicas de plantas admiradas por científicos de todo el mundo, venados, unas 184 especies de aves y 1,000 de mariposas habitan en esta reserva biológica, pulmón de la capital

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11.11.2018

TEGUCIGALPA, HONDURAS. -Una enorme cobija de ramas y frondosos árboles impiden que los rayos del sol penetren la piel.

El canto de un ave provoca un hermoso coro. Son otros pájaros que anuncian a las demás especies la llegada de extraños.

Un sendero que se extiende unos tres kilómetros es la puerta a una pequeña pero maravillosa selva que esconde la Reserva Biológica de Uyuca (RBU).

Desde la carretera a oriente se puede divisar una imponente montaña, que comparte territorio entre los municipios de Tatumbla y San Antonio de Oriente, Francisco Morazán.

La riqueza de este bosque se ha convertido en un importante pulmón de la capital, debido a que se encuentra a escasos 15 kilómetros.

El acceso es restringido para evitar que la mano destructora del hombre llegue a violar la paz de una amplia variedad de mamíferos, de las 184 especies de aves y de las 1,000 especies de mariposas. Don Ángel García y Wilfredo Ramos se encargan de cuidar esta joya de 816.9 hectáreas, de las cuales 237.1 se encuentran en la zona núcleo, es decir, bajo vigilancia extrema.

A 1,650 metros sobre el nivel del mar (msnm) se localiza el corazón de un maravilloso y asombroso bosque, pero caminando por los laberintos de las 800 especies de plantas, se puede llegar a la cima, es decir, a 2,008 msnm.

El soplo del viento se confunde con el rugir de los animales, porque a pesar de que está poblado de venados, guatusas, jaguares, conejos y otra cantidad indeterminada, es difícil observarlos.

Decenas de especies de aves puedes observar en Uyuca.

Preservación
El paso debe ser lento, pues son pocas las personas que puede visitar el lugar, solo son permitidas las entradas para investigaciones científicas, protección y asuntos didácticos.

Quienes han tomado el control de este pequeño paraíso escondido son la Escuela Agrícola Panamericana Zamorano, las alcaldías donde está enclavado y el Instituto de Conservación Forestal (ICF).

En los últimos cuatro años, el Zamorano nombró al doctor en ecología, Eric van den Berghe, quien es un amante de la diversidad que ofrece este pequeño territorio hondureño.

Después de impartir sus clases, el experimentado ecologista no dudó en ponerse sus zapatos tipo burros y emprender camino a lo más alto del hermoso paisaje verde, donde la brisa coquetea con la neblina.

En los primeros metros, la zona núcleo está recubierta por un bosque de pino, árboles de encino y una serie de helechos entre pequeños y gigantes, muchos de estos están en la lista roja o en peligro.

A medida se sube, el sendero se vuelve más reducido y oscuro, pasando de un bosque de pino a otro latifoliado, mientras que el clima es más húmedo y fresco.

A penas han pasado 10 minutos de haber comenzado a caminar y el cielo azul se refleja en una pequeña laguna de agua zarca.

“Aquí se encuentra la rana lenca, una especie recién descubierta en Uyuca”, expone Van den Berghe, mientras los pequeños anfibios saltaban al agua al sentir la presencia humana.

La rana lenca es una especie con mucha variabilidad en su coloración, y al principio se suponía que se trataba de un híbrido entre una especie del Pacífico y otra que se halla en la vertiente del Atlántico.

Después de un examen genético se comprobó que las especies son genéticamente distintas, además son más pequeñas, pero pueden presentar patrones de coloración que las dos comparten.

“Por aquí pasó algún venado u otro mamífero, también hay rastros de armadillos”, muestra señalando con su dedo índice el catedrático universitario. Al recorrido se unió el estudiante de biología de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), David Reyes, quien muestra la variedad de helechos que esconde Uyuca en su cúspide.

Ambos especialistas detectaron la migración de la orquídea terrestre a los más alto de la montaña, y según los análisis hechos, es por el impacto del cambio climático. Una cámara trampa aparece en el camino, estos dispositivos son colocados en lugares estratégicos para detectar la presencia de las distintas especies que habitan en el lugar.

EL HERALDO pudo comprobar, gracias a la vigilancia de estos dispositivos, la presencia de venados, tigrillos, pumas, coyotes y otra diversidad de animales.

También sirven como sistema de vigilancia, debido a que cazadores está ingresando a la zona protegida para matar los animales silvestres, sabiendo que es un delito.

Gracias a su extensa población de árboles, produce abundante agua.

Una pequeña laguna se encuentra enmedio de la reserva.

Agua
Esta pequeña reserva biológica tienen muchas partes vírgenes, es decir, que no han sido intervenidas por el hombre, y hay árboles que datan desde hace 190 años.

Esto la ha convertido en la fuente de agua de todo el complejo de Zamorano y unas 20 comunidades de Tatumbla y San Antonio de Oriente, produciendo a diario unos 40 litros por metro cuadrado.

Durante la temporada seca, es decir, entre febrero y mayo de cada año, de aquí baja toda el agua que requieren los habitantes de la zona.

Por su diversidad de plantas, biólogos extranjeros vienen a cada momento a realizar trabajos de investigación.

De momento se está dialogando con la Embajada de Corea del Sur, quien está interesada en traer botánicos para hacer investigaciones genéticas en busca de propiedades en las plantas para productos farmacéuticos.

A pesar de su lucha por seguir siendo una zona completamente verde, Uyuca urge de apoyo de autoridades militares para que realicen patrullajes en sus alrededores.

Se necesita evitar la depredación del bosque y la cacería ilegal de animales silvestres, porque esta situación se ha vuelto un problema.

Los expertos han detectado más de 1,000 especies de mariposas.

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Hay más de mil especies de mariposas.