TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Que los enfermos se están multiplicando en lapsos más cortos, que los infectados presenten cuadros clínicos mucho más severos y que los pacientes se están descompensando rápidamente son nuevos comportamientos que, en efecto, mantienen colapsado al sistema sanitario de Honduras.
Aunque oficialmente no existe una causa de los recientes patrones en los contagiados de covid-19, los médicos en primera línea de los diferentes hospitales consideran que la variante delta, de las más contagiosas, es la causante del comportamiento reciente.
El Laboratorio Nacional de Virología no ha confirmado la presencia de la mutación descubierta en la India, pero su directora, Mitzi Castro, dijo que “probablemente pueda estar en el país circulando”.
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Para el infectólogo Tito Alvarado, el gobierno debe ejecutar decisiones, a falta de la oficialización, como si la variante delta ya estuviese hospedada en Honduras por el alto grado de peligrosidad que representa para la población.
“Se debe crear un gran centro de estabilización con más de 30 litros de oxígeno por minuto porque los pacientes que están llegando a los triajes y hospitales están muy mal”, argumentó.
En junio pasado el Laboratorio envió muestras a Panamá, pero los resultados indicaron que delta aún no estaba en el territorio nacional, aunque ya circulaba en más de 85 países, incluidos algunos cercanos como Costa Rica, México y Estados Unidos.
“No es momento de estar pensando en confirmar la variante. Lo que se necesita es que tomen acciones porque hay muchas vidas en riesgo, esa mutación es sumamente peligrosa”, reprochó Alvarado.
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Millones de vulnerables
Ante un atípico comportamiento que es más violento en los infectados de covid-19, la preocupación de la población ha crecido producto de que el proceso de vacunación en Honduras cursa con rezago.
Desde que inició la temporada de inoculación, el pasado 25 de febrero, más de 1.4 millones de personas se han sometido al proceso, pero solo un poco más de 107,000 cuentan con el esquema completo.
Esta situación, para los médicos, significa que los individuos solamente con una dosis (más de 1.3 millones) y los que ni siquiera se han vacunado (más de siete millones), podrían ser víctimas de los nuevos comportamientos del virus.
“Se necesita una inmunización acelerada con el esquema completo”, recomendó la doctora Claudia Herrera, quien mencióno además que la limitada cobertura de la vacuna incrementaría la mortalidad por causa de la variante delta.
Y es que desde el 25 de marzo de 2020, cuando se confirmó el primer deceso de covid-19 en Honduras, más de 7,500 personas han perecido, pero, de acuerdo con las funerarias asociadas, son más de 15,000 los fallecidos, como parte del subregistro que, quizá, nunca será oficializado.
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Mientras los médicos piden aumentar la vacunación diaria contra el covid-19, el subsecretario de Salud, Nery Cerrato, estimó que para diciembre de este año la mitad de la población de Honduras ya estaría vacunada.
La viróloga Wendy Murillo, por su parte, precisó que las personas con segundas dosis con la vacuna anticovid podrían resistir el embate de delta.
“Cuanto antes el gobierno debe hacer las gestiones para que más personas tengan la segunda dosis para que la respuesta inmunológica sea más prolongada y más fuerte a la hora de enfrentarse a la enfermedad”, puntualizó.
Estudios de la Agencia Inglesa de Salud Pública muestran que la primera dosis de la vacuna de Pfizer y AstraZeneca baja mucho su porcentaje de protección ante la variante delta.
Debido a que la primera dosis, según análisis, no lograría una efectividad del 70%, sino que bajaría hasta en un 30% ante la variante, muchas personas con una vacuna o sin inocular han sido más vulnerables a la enfermedad en varias naciones del mundo.
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¿Es delta?
Unos llegan con afectación pulmonar menor al 40%, otros llegan estables, pero en cuestión de días se descompensan, con una celeridad no antes vista durante la pandemia.
En cambio, muchos, con la primera dosis de la vacuna, sin patología y siendo menores de 25 años, desarrollan severos cuadros de neumonía, que rondan hasta el 80% de los pulmomnes.
Decenas de casos similares atiende la doctora Suyapa Sosa, jefa de Neumología en el Hospital Cardiopulmonar El Tórax, en donde el comportamiento atípico de los enfermos podría atribuírsele a la variante delta, pese a que no se confirma su presencia en el país.
“Acá, en Honduras, lo más seguro también circula la variante delta”, consideró.
La galena, además, lamentó que el principal obstáculo para atender a los pacientes con covid-19 es la falta de recursos médicos, una situación que pone en debate de la vida de los involucrados.
Por ejemplo, días atrás, más de una centena de personas esperaban cupos en los diferentes triajes de la capital hondureña, pero la falta de oxígeno fue el elemento capitalista que impidió que todos fuesen atendidos.
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La temida tercera ola
En el informe de anoche del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo (Sinager) se precisó que habían 1,432 pacientes hospitalizados por covid-19.
No se llegaba a un nivel así desde finales de julio del 2020, cuando la primera ola del virus golpeó a Honduras.
Aunque todavía no se alcanza lo vivido en ese mes del año pasado, cuando en un solo día hubo casi 1,700 ingresados en hospitales, esa es la cifra más alta del año.
Además, en lo que va de julio se han registrado al menos 708 víctimas del covid-19 de forma oficial, lo que lo convierte en el tercer mes más mortal de la pandemia, por detrás de mayo de 2021 (1,078) y julio de 2020 (840).
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Además de estas cifras, la situación de alarma se refuerza ante la situación de los hospitales saturados, triajes colapsados, escasez de oxígeno, la demanda cada vez es más y, como si fuese insuficiente, más de 100 centro de captación de infectados han sido cerrados a nivel nacional por falta de recursos económicos, establece en un informe el Foro Nacional de Convergencias (Fonac).
EL HERALDO envió una guía de preguntas a la Secretaria de Salud, Alba Consuelo Flores, para conocer los avances, pero no se obtuvo respuesta.
En Francisco Morazán, Comayagua, Olancho, La Paz, Valle, Cortés, Copán, El Paraíso, Yoro, Intibucá, Ocotepeque y Choluteca se encuentran cuatro variantes detectadas por el Laboratorio Nacional de Virología.
Gamma, de Brasil; alfa, de Reino Unido; y beta, de Sudáfrica, así como la D11519, son las que viven en los organismos de las personas en el 66% del territorio nacional.
“Solo queda seguir con las medidas de bioseguridad”, recomendó Mitzi Castro, jefa del Laboratorio.
