SANÁ, YEMEN.- Nelson, un buitre leonado procedente de Bulgaria, entró en Yemen, un país desgarrado por la guerra, en busca de comida y acabó en manos de combatientes que lo encarcelaron un tiempo bajo sospecha de espionaje.
El pájaro, de color arena, se posó en Taez, una ciudad del sudoeste de Yemen. Los buitres de su especie pueden volar distancias largas en busca de alimento y de temperaturas clementes.
Nelson tiene unos dos años. En Bulgaria el Fondo de Fauna y Flora Silvestre (FWFF) le colocó un anillo y lo equipó con un emisor por satélite. En septiembre de 2018 lo soltó para ver a dónde le llevaba la peregrinación.
Todo parece indicar que se perdió. Acabó en poder de combatientes progubernamentales yemeníes de la ciudad de Taez, asediada por los rebeldes hutíes, que creyeron que el emisor era un aparato de espionaje. Así fue como el buitre se convirtió en prisionero de guerra.
Un ave espía
Cuando la historia de este buitre comenzó a circular entre los medios de comunicación, el FWFF envió a Hisham al Hut, un yemení de la capital, Saná, a recoger al pájaro y explicar a los combatientes que no era un espía.
Pero cruzar la zona en guerra fue complicado. 'Se necesitaron 12 días', afirmó Hut a la AFP.
'El ministerio de Relaciones Exteriores búlgaro contactó al embajador de Yemen, quien, a su vez, se puso en contacto con las autoridades locales (en Taez) y les pidió que devolvieran el buitre a la organización', explicó.
Según Hut, el pájaro partió de Bulgaria y sobrevoló Turquía, Siria, Jordania y Arabia Saudita antes de llegar a Yemen, donde el FWFF perdió su rastro.
Fue dado por desaparecido hasta el 5 de abril, cuando el FWFF recibió cientos de mensajes de yemeníes informándole de que el ave estaba cautiva en Taez.
Actualmente el buitre recupera fuerzas en Saná gracias a los cuidados de Hut. 'Cuando lo recogimos estaba en muy mal estado' y había adelgazado, afirma.
El pájaro, de color arena, se posó en Taez, una ciudad del sudoeste de Yemen. Los buitres de su especie pueden volar distancias largas en busca de alimento y de temperaturas clementes.
Nelson tiene unos dos años. En Bulgaria el Fondo de Fauna y Flora Silvestre (FWFF) le colocó un anillo y lo equipó con un emisor por satélite. En septiembre de 2018 lo soltó para ver a dónde le llevaba la peregrinación.
Todo parece indicar que se perdió. Acabó en poder de combatientes progubernamentales yemeníes de la ciudad de Taez, asediada por los rebeldes hutíes, que creyeron que el emisor era un aparato de espionaje. Así fue como el buitre se convirtió en prisionero de guerra.
Un ave espía
Cuando la historia de este buitre comenzó a circular entre los medios de comunicación, el FWFF envió a Hisham al Hut, un yemení de la capital, Saná, a recoger al pájaro y explicar a los combatientes que no era un espía.
Pero cruzar la zona en guerra fue complicado. 'Se necesitaron 12 días', afirmó Hut a la AFP.
'El ministerio de Relaciones Exteriores búlgaro contactó al embajador de Yemen, quien, a su vez, se puso en contacto con las autoridades locales (en Taez) y les pidió que devolvieran el buitre a la organización', explicó.
Según Hut, el pájaro partió de Bulgaria y sobrevoló Turquía, Siria, Jordania y Arabia Saudita antes de llegar a Yemen, donde el FWFF perdió su rastro.
Fue dado por desaparecido hasta el 5 de abril, cuando el FWFF recibió cientos de mensajes de yemeníes informándole de que el ave estaba cautiva en Taez.
Actualmente el buitre recupera fuerzas en Saná gracias a los cuidados de Hut. 'Cuando lo recogimos estaba en muy mal estado' y había adelgazado, afirma.