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A 196 años: Contexto y significado histórico de la Batalla de La Trinidad

El 11 de noviembre de 1827 Francisco Morazán y el “Ejército Aliado Protector de la Ley” se enfrentó a las fuerzas militares de Justo Milla, que antes, en abril, había sitiado la ciudad de Comayagua
11.11.2023

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Cabe destacar que el último tercio del siglo XVIII y primeras dos décadas del siglo XIX fueron de acelerados cambios culturales, económicos, tecnológicos y políticos tanto en Europa como en América.

Dichos cambios llevarían finalmente a la crisis de la monarquía española y a la independencia de sus colonias en el período que va de 1808 a 1825.

Uno de esos relevantes cambios introdujo una nueva forma de interpretar la realidad natural, social y política. Se trataba del pensamiento de la Ilustración europea.

Los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón humana fundamentada en la ciencia podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir un mundo mejor.

Los filósofos ilustrados recopilaron el conocimiento y experiencia científica de la época en diversas materias con fines didácticos, pero sus efectos fueron subversivos.

Esto al pretender destruir la superstición y las grandes desigualdades sociales, religiosas y políticas del absolutismo e instruir al público en la ciencia.

Terminaría al final cuestionando al orden político absolutista y a la iglesia que mediante el dogma y la fe justificaba a la monarquía.

Heredero de la Ilustración es el pensamiento liberal que surge como filosofía que reivindica la libertad del individuo en una sociedad con un marco legal (constitucional) que establece sus derechos y los límites del Estado respecto al individuo en el logro de su realización como ser humano.

Para el liberalismo del siglo XIX y primera mitad del siglo XX los ideales y realización del individuo exigen un marco democrático como garante de la libertad y posibilidad de autorrealización del ser humano.

Morazán, al igual que Valle y Herrera, fue un demócrata y liberal ilustrado que “cabalga” la transición de la crisis del Imperio español a la independencia y el establecimiento de un Estado liberal en Centroamérica a partir de la República Federal (1824-1839).

El periplo federal, la primera guerra civil y el ascenso de Morazán

Luego de la desanexión de Centroamérica del Imperio mexicano, un Congreso Constituyente de Centroamérica (como lo sugería el Acta de Independencia de 1821) se reunió a fines de junio de 1823 y el 1 de julio decretó la independencia absoluta que la declaró “libre e independiente de España, México y de cualquier otra potencia del Antiguo como del Nuevo Mundo”.

Se nombró un poder ejecutivo provisional y comenzó a elaborarse la constitución que organizaría políticamente al nuevo Estado.

La constitución se aprobó el 22 de noviembre de 1824 y determinó que Centroamérica se convertía en una República Federal procediéndose luego a la elección de autoridades para los tres poderes del Estado.

El 29 de agosto de 1824 se instaló en Cedros el Congreso Constituyente del Estado de Honduras.

Del 16 de septiembre de 1824 y hasta el 10 de mayo de 1827, Dionisio de Herrera asume la función de jefe de Estado de Honduras y Justo Milla como vicejefe de Estado.

Al asumir Herrera nombró a Francisco Morazán Ministro General de su gobierno, primer empleo político de Morazán en nuestro naciente Estado.

El 22 de enero de 1825 el Congreso se trasladó a Comayagua y el 11 de diciembre de ese año aprueba la primera constitución del Estado de Honduras.

En las elecciones para la presidencia federal en 1825 dos fueron los principales contendientes: el redactor del acta de independencia y prominente liberal ilustrado, José Cecilio del Valle y el salvadoreño Manuel José Arce.

El primero obtuvo 41 votos y el segundo 31 (1). La Constitución Federal establecía que en caso de que un candidato no sacara más de la mitad de los votos (mayoría simple) el Congreso Federal debía escoger al presidente federal.

El Congreso dominado por los conservadores guatemaltecos interpretó que 82 eran los votos totales y que José Cecilio del Valle solo alcanzó la mitad de los votos ciudadanos.

Así las cosas, el Congreso Federal eligió a Manuel José Arce primer presidente de Centroamérica y a José Cecilio del Valle como vicepresidente.

Valle no aceptó el cargo de vicepresidente siendo nombrado ante su renuncia el guatemalteco Juan Barrundia.

Un año después al cambiar la composición del Congreso ahora desfavorable a Arce este decidió disolverlo y a la vez derrocar a los jefes de Estado que en Centroamérica le eran hostiles: Mariano Prado de El Salvador, Dionisio de Herrera de Honduras y a José Francisco Barrundia de Guatemala, iniciando la primera guerra civil en Centroamérica de 1826 a 1829.

Se rompía así el orden constitucional y democrático de Centroamérica apenas dos años después de aprobada la Constitución Federal.

Por eso en 1840, en sus “Memorias de la Revolución de 1829”, Morazán escribió en su autoexilio en Panamá que el fraude cometido contra José Cecilio del Valle en 1825 era el origen de todos los males que afligían a la región (1).

La ofensiva militar del ejército federal en Honduras comenzó en marzo de 1827 liderado por el vicejefe de Estado Justo Milla.

El sitio a la capital del Estado, Comayagua, duró entre el 4 de abril al 10 de mayo de ese año fecha en la que Herrera es apresado y llevado a Guatemala.

Monumento en la aldea La Trinidad, donde se libró la batalla hace 186 años.

De acuerdo con Ramón Rosa (2), Morazán al momento de la toma de Comayagua se encontraba en Tegucigalpa tratando de reunir tropas de apoyo al ejército del Estado de Honduras.

El nuevo jefe de Estado Justo Milla ofreció garantías de respeto a su vida e integridad a Morazán que fueron incumplidas estando Morazán en Ojojona en junio de 1827.

Preso en Tegucigalpa Morazán logra escapar de su cautiverio y comienza a organizar una milicia con tropas hondureñas, nicaragüenses y salvadoreñas a la que denominó “Ejército Aliado Protector de la Ley”.

El bautismo de fuego de dicho ejército tuvo lugar en la aldea La Trinidad, cerca de Sabanagrande el 11 de noviembre de 1827.

Características y significado de la batalla de La Trinidad

De acuerdo con el historiador Arnulfo Ramírez (3), Morazán venía de Nicaragua cuando llegó a Choluteca en el mes de octubre, en ese momento se le unieron soldados de Texiguat, San Miguelito, Alubarén, Curarén, Reitoca y de Tegucigalpa logrando sumar en sus filas un total de 500 hombres, incluyendo algunos militares de nacionalidad española, colombiana y también el francés Nicolás Roul, quien luchó con las fuerzas de Napoleón Bonaparte junto al otro posterior general galo de Morazán, Isidoro Saget.

Morazán y su ejército luchó en La Trinidad contra las fuerzas de Justo Milla, quién había renunciado a ser vicejefe de Estado de Honduras con la excusa de proteger el tabaco, pero realmente su objetivo era apresar a Dionisio de Herrera por orden de Manuel José Arce, primer presidente de la Federación Centroamericana.

Milla llegó el 2 de abril de 1827 a la ciudad de Comayagua sede del Gobierno de Honduras, con más de 1,000 soldados armados con todos sus pertrechos militares, logrando su objetivo de sitiar la ciudad de Comayagua el 4 de abril de 1827, que se rinde a los invasores del ejército federal el 10 de mayo de 1827.

En la madrugada del 11 de noviembre de 1827, Francisco Morazán llegó junto con sus soldados al cerro de La Trinidad proveniente de Sabanagrande; él y sus hombres comenzaron a luchar con armas de cañón contra las fuerzas de Milla en un ataque de tridente, en principio estaba baja el mando de Ramón Pacheco.

El coronel español ataca por el centro, Francisco Morazán y Román Valladares por el lado izquierdo de las milicias de Milla y Remigio Díaz cierra la retirada de las fuerzas enemigas controlando a los enemigos a tal punto que huyeron dejando atrás documentos, el tren de guerra con correspondencia de Justo Milla y además abandonaron el cañón.

En esta batalla de La Trinidad, Morazán no era el líder al mando, pero el hecho de haberse adelantado a sus enemigos le revalidó su posición al mando.

Esa fue una de las primeras (junto a la de La Maradiaga) de varias victorias que el “Ejército Aliado Protector de la Ley” obtuvo a lo largo de 19 meses en Honduras, El Salvador y Guatemala hasta el 13 de abril de 1829 cuando Morazán entró triunfante a la Ciudad de Guatemala.

Un hecho relevante que confirma los valores democráticos que animaron a lo largo de su vida a Morazán es que a pesar de estar al mando de un ejército victorioso y haberse podido proclamar presidente, llamó a Juan Barrundia, senador de mayor edad, para que terminara el período presidencial de Arce y procediera a convocar a elecciones.

Mientras Morazán regresa a Honduras como Jefe de Estado a partir de su victoria en La Trinidad, un segundo hecho prueba también su moral humanista, y es que a pesar de que la Constitución Federal estipulaba que el delito de traición a la patria (que cometieron Arce, el jefe de Estado de Guatemala Mariano de Aycinena y el arzobispo de Guatemala Ramón Casaus y Torres junto a sus principales cómplices), se pagaba con pena de muerte, por consejo de José Cecilio del Valle se preparó un decreto que conmutó la pena al exilio de los traidores.

Valle se inspiraba en la doctrina del jurista ilustrado italiano Cesare Beccaria, para quien la eficacia de las penas en disuadir el delito y el crimen no radicaba en su severidad si no en la seguridad y rapidez en la aplicación de las penas (4).

En las elecciones federales Morazán compitió sin ventajismos de ningún tipo como un ciudadano más teniendo como principal contendiente a José Cecilio del Valle.

Morazán obtuvo 202 votos contra 103 de Valle quien aceptó con ciertas reservas el triunfo de aquel. El tercer candidato, José Francisco Barrundia obtuvo 34 votos.

Morazán asumió la presidencia federal el 16 de septiembre de 1830. Como señala Mario Argueta (5), se pretendía construir un modelo organizativo inspirado en la ideología liberal. Una sociedad democrática, educada y próspera.

Sin embargo, el peso de la herencia colonial (ignorancia, fanatismo religioso, carencia de vías de comunicación, extrema desigualdad social) alimentará más adelante una nueva oposición armada (1831-1833) que sumada a los errores y precariedad de la administración de Morazán llevará a su colapso entre 1837 y 1840. Pero eso será nuestro objeto de análisis en otro momento.

Por lo pronto, es importante destacar que a partir de la batalla de La Trinidad fue posible aquella primera generación liberal entre quienes destacaron Pedro Molina, José y Juan Barrundia, José Cecilio del Valle, Dionisio de Herrera, los sacerdotes Francisco Antonio Márquez, José Matías Delgado y el mismo Francisco Morazán, que procuraron aplicar aquellas ideas quizá utópicas en aquel momento, heredadas de la época de la Ilustración y el liberalismo de inicios del siglo XIX, pero que siguen siendo vigentes como horizonte de un Estado social y democrático de derecho que aún espera por construirse.

Que el espíritu de La Trinidad y del “Ejercito Aliado Protector” de la Ley ilumine siempre nuestro camino en la construcción de una mejor sociedad y una genuina Patria Centroamericana.

Referencias

1. Varela, Guillermo: “El pequeño ciudadano, una propuesta de catedra morazánica para la niñez y juventud hondureña”, Tegucigalpa, UNICEF-Secretaría de Gobernación, Justicia y Descentralización, 2023 (en edición).

2. Rosa, Ramón: “Historia del benemérito general Francisco Morazán”, Tegucigalpa, Secretaría de Educación, 1974.

3. Ramírez, Arnulfo: “La ruta morazánica: La batalla de La Trinidad”, Tegucigalpa, 2023 (ensayo próximo a publicarse).

4. Gómez, Alejandro: “José del Valle, el político de la independencia centroamericana”, Guatemala, UFM, 2011.

5. Argueta, Mario: “La primera generación liberal: Fallas y aciertos (1829-1842)” segunda edición, Tegucigalpa, Editorial UPN, 2017.