Tegucigalpa, Honduras
A penas se acercan las elecciones generales y surgen a montones políticos, técnicos, empresarios y periodistas que arreglan la debacle con sus picos con la única intención de saciar el hambre que los aprieta o, en su caso, lanzar misiles de pandilla a pandilla para sujetar negocios con los que están o con quienes llegarán. Todo y todos tienen un precio.
Los loros se revolvieron aún más al ver las calificaciones de una reconocida firma encuestadora donde unos salen arriba y otros abajo en relación a la figura presidencial de los tres partidos con mayor opción de triunfo, entre los cuales está el matrimonio de Manuel Zelaya Rosales y el ícono anticorrupción y único superdotado Salvador Nasralla.
Pericos
Esta manada de loros cree, en medio de sus ambiciones desmedidas, que con sondeos de opinión pública ya ganaron el aplauso popular sin dejar de robar, de mentir y de matar. Cada grupo escuda sus visiones y relega sus ofertas. Fustiga lo que no hace el actual gobierno pero calla lo incumplido en el pasado. Actuaron a su antojo con descaro y abuso colosal.
Claro, los loros cierran y pelan el pico según sus tiempos y sus ventajas. Vecinos al guía Juan Orlando Hernández Alvarado indican que su perfil está al tope con la plebe por sus certeros golpes al narcotráfico, a las pandillas y al lavado de activos entre profusos delitos. Además, señalan que el indómito ha erguido la infraestructura, colegios y escuelas, creando miles de empleos.
Percibimos planes serios por cambiar el país, por ajustar poco a poco la rota justicia aunque a veces la sentimos implacable con unos y sumisa con otros. Empero, la oposición afirma que estamos en la misma calle de corrupción e impunidad donde unos cuantos poderosos tienen secuestrado el aparato estatal. El mismo cuento de cada cuatro años.
Ahora es que todos tienen la varita mágica para luchar contra la corrupción (metiendo familiones en la burocracia), de combatir el narcotráfico (con capos en cargos). Todos hablan de encuestas que les nutren el ego teniendo un cerebro relleno de perversión pública. Se sienten altivos cuando los honran y los enrollan que puntean el pique.
Burros
Rastreos privados indican que Hernández Alvarado ganaría los comicios generales de noviembre próximo. El liberal Luis Orlando Zelaya está seguro de barrer y trapear con él porque dice que el indómito es “incapaz” de gobernar. Pese a que en sus cuadros lleva nietos, biznietos, primas, primos, nueras, yernos e hijos de caciques “cheles”, Zelaya habla y jura limpidez.
Para Zelaya los números que alzan al actual jefe son puro colorete pues asegura que su ilegal deseo continuista no cuaja en el pueblo y, además, no goza del voto autónomo ni de la juventud. Mientras los cachurecos blindan las cifras de triunfo en el combate a la criminalidad, al narcotráfico y la construcción de carreteras entre sus faenas más notables.
Azul-rojo
Empero, en la guerra de encuestas por echarse tierra entre unos y otros, activistas del gobernante Partido Nacional dicen que el “barón ashler” (así llaman a Zelaya porque se pone azul siendo rojo) busca subir puntos al exigir un debate con JOH al igual que Nasralla al verse perdidos a dos meses de las votaciones. ¿Será cierto?
Los cachos aseguran que el candidato liberal no levanta fama ni poniéndole grúa y que el 26 de noviembre demostrarán la pujanza azul con su fuerte estructura, además de soñar con sacar entre 55 y 60 diputados a nivel nacional. Cada quien anda fantaseando. Nasralla reitera que el lempireño no ganará las elecciones y que la alianza lo zarandeará.
El hombre de la televisión señala que los sondeos son manipulados por parte del oficialismo. Nasralla insiste que solo en su organización está la gente más pura, contrario a los nacionalistas a quienes acusa de corruptos y narcos. De repente no ha escrudiñado bien las planillas de la alianza por los departamentos de Olancho, Colón y Copán.
Todos se escupen y se engalanan. La fiesta de los loros está que arde. Los que hablan de recato metieron hasta la mujer de diputada. Todos están hasta el gorro.