TEGUCIGALPA, HONDURAS.- A 246 años de su nacimiento un 22 de noviembre de 1777, debo admitir que yo mismo, pocos años después de egresar de la carrera de Historia (1994), no pasaba de tener un conocimiento muy superficial sobre José Cecilio del Valle (Choluteca, 1777-1834).
Es a Teresa Giráldez García, española y profesora de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Madrid, a quien debo haberme dado cuenta no solo de mi ignorancia sino de mi deber en estudiar la vida, obra y legado de este tan interesante personaje de nuestra historia contemporánea.
Felizmente a mi retorno a Honduras, en junio de 1997, la Editorial Universitaria acababa de publicar la primera edición en castellano de la que hasta la fecha es considerada la mejor biografía de Valle: “José del Valle de América Central” del historiador estadounidense Louis Bumgartner (en 2021 se publicó una segunda edición conmemorativa del bicentenario de la Independencia de Centroamérica).
A partir de ese momento me volví un adicto admirador y, con modestia lo digo, permanente estudiante de su vida y legado político e intelectual.
Bajo esa perspectiva me atrevo a proponer una bibliografía básica para acercarnos al conocimiento y comprensión del personaje histórico José Cecilio del Valle.
“José del Valle, el político de la independencia centroamericana” (Guatemala, UFM, 2011) del argentino Alejandro Gómez, es a mi parecer, la segunda mejor biografía de Valle.
Tiene, entre otros méritos, presentar un balance de la historiografía en torno a Valle en la que destacan varios hondureños y extranjeros sin dejar por fuera a Ramon López quien publicó en 1968 “José del Valle, Fouché de Centroamérica”.
Este historiador salvadoreño es el responsable de popularizar una suerte de leyenda negra contra Valle que tiene muchos adictos incluso entre historiadores profesionales hondureños.
De esta obra de Alejandro Gómez, que deriva de su tesis doctoral, siguieron “José del Valle un ilustrado centroamericano”, Guatemala, Mago editores, 2010 y “La patria americana de José del Valle”, Guatemala, Episteme, 2015.
De Teresa Giráldez y Marta Casaus (editoras) “Las redes intelectuales centroamericanas: un siglo de imaginarios (1820-1920)”, Guatemala, F&G editores, 2005.
Una lectura introductoria breve e interesante la podemos encontrar en el guatemalteco Jorge Mario García Laguardia “El pensamiento de José Cecilio del Valle”, Tegucigalpa, Editorial Universitaria, 1982.
A nivel de los hondureños debe comenzarse con la obra de Ramón Rosa: “Biografía de José Cecilio del Valle”, Tegucigalpa, Tipografía Nacional, 1971. Es la primera biografía de Valle escrita por un hondureño.
Aunque Rosa en algunos pasajes juzga de conservador a Valle en algunos momentos de su vida. Situación que es desvirtuada con propiedad tiempo después por el diplomático hondureño Rafael Leiva Vivas.
Este último ganó un premio continental patrocinado por la OEA con su ya clásica biografía “Vigencia del Sabio Valle”, San José, Educa, 1980.
Reconociendo la primicia en Valle en 1822 de proponer la necesidad de que Hispanoamérica formara una federación (anticipándose a Simón Bolívar) destaca la obra de Eliseo Pérez Cadalso: “Valle apóstol de América”, Tegucigalpa, Editorial Universitaria, 1999.
Un sitial de honor entre los decanos vallistas de Honduras tiene Ramón Oquelí con quien, a juicio de Rolando Sierra, a partir de 1981 hay un cambio en la narrativa y memoria sobre Valle, “porque fue valiente al rescatar y proponer su pensamiento para el presente, en un ambiente donde la tradición intelectual y popular lo daba como conservador y reaccionario, en contraposición a la figura, principalmente de Francisco Morazán.
De Oquelí destacan “Escritos de José Cecilio del Valle”, Washington, OEA, 1981, que en coautoría con el historiador costarricense Carlos Meléndez Chaverri presentan una extensa, necesaria e interesante introducción a la obra de Valle.
Meléndez Chaverri obtuvo el segundo lugar en el concurso que un año antes ganó Rafael Leiva Vivas, con su obra “José Cecilio del Valle sabio centroamericano”.
Admito que aún no leo esta obra de Meléndez, que no dudo imprescindible a partir de otros trabajos que de él conozco como “La Ilustración en el antiguo reino de Guatemala”, San José, Educa, 1971.
Ramón Oquelí también publicó siempre con la Editorial Universitaria “Valle, Antología”, Tegucigalpa, 1997. Y “Valle entre la fantasía y el rigor”, Choluteca, Ediciones Subirana, 2004.
El filósofo Óscar Soriano nos facilita la comprensión del pensamiento educativo de Valle en su breve, accesible y amena obra “Ideas acerca de la educación en José Cecilio del Valle”, Tegucigalpa, Editorial Universitaria, 1994.
Soriano nos comparte al final el escrito del sabio “Memoria de la educación en Centroamérica” que Valle comenzó a escribir en su injusto cautiverio en México entre agosto y febrero de 1822-23, y que en 1829 le valdría ser aceptado como miembro de la Sociedad Parisina de Educación elemental, único centroamericano que mereció tal honor.
Igualmente recomiendo de Rolando Sierra Fonseca “La filosofía de la historia de José Cecilio del Valle”, Choluteca, Subirana, 1998.
Acerca de la base filosófica del pensamiento político de Valle y su relación con el jurista inglés Jeremy Bentham, es notable el aporte del filósofo Gustavo Zelaya en “Valle y el utilitarismo”, Tegucigalpa, Editorial Universitaria, 2014.
Tampoco debe olvidarse el escrito del ya desaparecido maestro de generaciones Matías Funes Valladares: “Valle su tiempo y el nuestro”, Tegucigalpa, Litografía López, 2008, obra producto de su permanencia de casi cuatro años en Guatemala siendo asiduo visitante en el Archivo General de Centroamérica.
Para una visión íntima de la personalidad y estatura ética de Valle es también recomendable leer “Las cartas familiares de José Cecilio del Valle”, Tegucigalpa, Talleres tipo-litográficos nacionales, 1972.
De momento y para no agotar más al lector y lectora, recomendaré como magnífica obra sintética introductoria el ensayo del colega Segisfredo Infante: “El Cicerón de América Central y México”, Tegucigalpa, Campo Estelar Editores, 2021.
Quienes hemos leído un poco lo que sobre Valle se ha escrito debemos reconocer en este breve escrito de Infante una exquisita, pero a la vez justa síntesis de la vida, obra y legado de Valle.
Hasta aquí esta parcial recomendación bibliográfica sin duda injusta con quienes han dedicado su intelecto al estudio y divulgación del legado de este prócer centroamericano.
Lo que es únicamente atribuible a mi ignorancia aún de toda la producción historiográfica que Valle ha merecido.
Entre tanto, como él mismo decía cuando se retiraba brevemente de la política, me retiraré a las delicias del estudio en soledad acerca de este sabio provinciano del reino de Guatemala y de la después República Federal de la que fue un actor fundamental.
