TEGUCIGALPA, HONDURAS.-En su obra, pulida a lo largo de casi una década, José Francisco Barahona Mira (1996, Tegucigalpa) deconstruye la sublimación de la naturaleza y ahonda en la cavilación de la condición humana, todo, desde un lenguaje artístico personalísimo, propio de una afición cultivada.
Tanto sus trazos como su destreza se desdoblan en una multiplicidad de realidades que imprimen realismo. Empezamos esta conversación desde “Versa Arte Ruso”, su última muestra colectiva junto a otros emergentes de la plástica hondureña.
¿Por qué el título de la muestra?
Es parte del programa Artistas Noveles “Tierra mojada” de la Galería Nacional de Arte de Honduras. Ahí se montó la tercera exposición colectiva “Versa Arte Ruso”, en la que doce jóvenes pintores realizamos versiones de obras de artistas plásticos rusos con nuestro estilo y características propias en la creación. En mi caso, seleccioné la obra de Alexej von Jawlensky Schokko with Red Hat (1914), una obra expresionista que llevé al realismo con un toque de elegancia y pensada en la época victoriana.
¿Fijó un hilo conductor para su representación?
Sí, siempre tomé en cuenta algo que me identifica. En este caso el liquidámbar —material con el que me identifico— y el realismo en la obra.
En términos generales, ¿cuáles son los ejes de su obra?
El retrato, la figura humana y la lucha social. Y sin duda la naturaleza es parte de mi obra.
¿Y qué papel juega el tiempo en la pintura?
Depende del contexto. Para la creación, por ejemplo, muchas veces me gustaría tener más tiempo. Y si es en relación con los tiempos que vivimos, hay mucho de dónde escoger.
Algunos pintores le dan prioridad a la construcción de los personajes; otros, a la estructura o a la técnica. ¿A qué se la da usted?
A lo que intento decir. ¿Qué es una obra si no tiene un contexto en ella?
¿Hasta la fecha cuántos montajes suma en su haber?
Colectivas son alrededor de 50 exposiciones entre físicas y virtuales. La pandemia fue oportuna para sobresalir a nivel internacional con exposiciones virtuales en plataformas digitales como Art Gallery y redes sociales. En ese momento participé en varias exposiciones con Icalma Galery en América del Sur. Aún no he hecho una muestra individual. Estoy reservándome hacerlo a lo grande y bien elaborado.
Tras casi diez años en el circuito, ¿cuál es su conclusión acerca de lo que ha visto del matrimonio arte-mercado en Honduras?
El mercado del arte es un tema, un tanto, en pañales. Por parte de la sociedad no hay conocimiento del arte y cultura. Sumado a ello, hay artistas que se autoproclaman “genios”; venden obras con precios a su antojo, sobrevalorados en muchas ocasiones. Se podría decir que en ocasiones venden nombre con obras vacías, y algunas otras sin técnica. Por otro lado, el capital relacional es importante para posicionarse en un mercado donde no hemos sido prioridad de inversión.
Entonces, ¿es optimista respecto al futuro del arte en Honduras?
Claro. Honduras tiene mucho que dar en temas de arte y cultura, solo debemos administrar bien ese valor patrimonial.
¿En qué trabaja ahora?
En todo lo relacionado al arte, creación, reproducción, educación artística, montaje de eventos y exposiciones. Y esto viene de un cambio en mi visión; cursé un diplomado en Gestión Artística en México y me enlisté como empresario cultural con el programa HYPE 2.0, ahí llevamos lo que en su momento fue una página de fans a una empresa, y ahora creé RetratArte Honduras S. de R.L., un proyecto que va en ascenso.
Desde 2014 ha cimentado su nombre en el ecosistema artístico nacional. Suma decenas de exposiciones colectivas. Su base es autodidacta y toma la experimentación como premisa.