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La atención, el poder de la Fuerza según Star Wars

Las emociones y cómo trabajan, el ego como transformador y dirigente de nuestra realidad y la posibilidad de volver a llevar las riendas de nuestra vida... conozca el secreto

12.08.2017

Tegucigalpa, Honduras
La atención es una facultad destacada en todas las enseñanzas sobre el conocimiento humano, y se erige en un gran poder cuando se domina.

No es una excepción el papel que desempeña en “La guerra de las galaxias”, y constantemente encontramos recomendaciones de los maestros jedi a sus discípulos al respecto.

Luke se encuentra entrenando para ser jedi en Dagobah. Yoda es consciente de la necesidad de estar en el momento presente, de tener una mente alejada de las distracciones y atenta a lo que está haciendo y lo que de verdad sucede en este momento.

“Un jedi debe tener la más profunda concentración, la mente más equilibrada. Durante mucho tiempo, ha distraído su mente hacia el futuro. Nunca ha estado donde él estaba, en lo que estaba haciendo” (Yoda a Obi Wan, comentando la actitud de Luke).

Otra referencia a mantener la atención es la que hace Quin Gon Jinn (exalumno de Yoda) a su alumno Obi Wan en “La amenaza fantasma”:

–Tengo un mal presentimiento –dice Obi Wan.

–Yo no siento nada –responde Quin Gon Jinn.

–No hablo de la misión, maestro, presiento algo lejos… se evade –dice Obi Wan.

–No te concentres en tu ansiedad Obi Wan, que tu concentración esté aquí, como deber ser –responde Quin Gon Jinn.

–Pero el maestro Yoda dice que debo ver hacia el futuro –dice Obi Wan.

–Pero no a expensas del momento –responde Quin Gon Jinn.

Las emociones funcionan como un sistema de alarma del que muchas veces no nos percatamos, porque no somos conscientes, sino más bien inconscientes al actuar de modo automático. Ser conscientes implica despertar, supone prestar atención, tal y como un relato zen nos contaba:

Un discípulo preguntó a su maestro: ¿Cuál es el camino más corto para llegar a la iluminación?.

El maestro le contestó: “Atención.

El discípulo preguntó de nuevo: Además de esto, ¿qué se necesita?.

–Atención. Atención.

–Ya sé que es lo más importante, sí. Pero... ¿qué es lo último, lo que viene después? –insistió el discípulo.

Y el maestro le respondió: «Atención. Atención. Atención».

Por lo tanto, nuestro trabajo transpersonal comienza siendo conscientes de nuestras emociones, de nuestros estados afectivos, de las emociones que evocan ciertas situaciones, objetos, etc., que se encuentran cargados de sentimientos, reconociendo las emociones que expresamos, tanto verbales como no verbales.

Ser conscientes y sentir

“Siento una perturbación en la Fuerza” (Yoda).

Sabemos que las emociones y los pensamientos se encuentran unidos en simbiosis, de tal forma que si los utilizamos y sentimos de una forma más adecuada, podemos empezar a tomar mejores decisiones, motivadas por razonamientos más inteligentes, podemos empezar a desvincularnos del automatismo para comenzar a coger las riendas de nuestra vida.

“No es diferente, solo es diferente en tu mente, debes olvidar lo que has aprendido” (Yoda).

Si utilizamos la emoción de una forma útil para nuestra vida, nos aporta innumerables beneficios. Cuando conseguimos que la emoción y el pensamiento trabajen en sintonía, podemos prestar atención a lo que realmente es importante, podemos evocar con mayor facilidad el recuerdo de momentos emotivos, formar juicios con relación a cómo nos sentimos, de tal forma que dispongamos de diferentes perspectivas frente a un mismo problema.

“Vive el momento, no pienses; siente, utiliza tu instinto, siente la Fuerza” (Yoda).

Sentir: cuántas veces olvidamos sentir. Conocer cómo nos sentimos nos permite guiar nuestros pensamientos siguientes, y dirigir nuestra forma de razonar y actuar.

Cuando contactamos con la emoción, cuando la sentimos, cuando la respiramos, lejos de toda interpretación o juicio sobre uno mismo o sobre los otros, podemos abrir una puerta hacia la consciencia. En ese punto de observadores que no se dejan llevar por los vaivenes de la emoción, podemos distinguir la necesidad que hay tras esa emoción inicial.

Cuando somos capaces de permanecer en ese punto, podemos ver la estrategia que sigue nuestro ego para satisfacer la necesidad emergente y la necesidad profunda que de verdad necesita ser atendida.

La estrategia se basa en acciones, simples cosas que piensas, dices o haces, como la necesidad de abrazar a un amigo; esta necesidad emergente se encuentra asociada a la necesidad profunda de amar y ser amado, de dar y de recibir cariño, y también miedo a ser rechazado o estar solo.

Al ser consciente y sentir, al no actuar de forma automática, al contactar con la necesidad profunda, podemos soltar ese apego a la estrategia habitual que empleamos. De esta forma soltamos también el apego a lo que aprendimos cuando éramos pequeños, a ese trozo de nuestra historia personal que activó nuestra necesidad y la emoción aflictiva asociada. Podemos sanar las heridas interiores, porque también contactamos con nuestro niño interior y lo sentimos.

Abandonarte la Fuerza no puede. Constante ella es. Si encontrarla no puedes, en tu interior y no fuera deberás mirar”. Yoda intenta que Luke se concentre en su interior, ahí es desde donde puede conectar con la Fuerza.

Reconocer nuestras emociones, cómo actuamos ante la vida, es un trabajo que empieza en nuestro interior, no en el exterior. Si queremos entender y comprender los sentimientos, tenemos que empezar a profundizar en nosotros mismos.

Debemos identificar cómo reaccionamos ante determinados sentimientos, personas y cosas, ser conscientes tanto de las causas como de las implicaciones, reconocer la emoción que se crea, la necesidad que requiere ser cubierta, la proliferación de historias y juicios que toman cuerpo en forma de pensamientos.

El trabajo interior consiste en comprender nuestros estados emocionales, y ser capaces de moderar o manejar nuestras reacciones ante las diversas situaciones que se puedan presentar.

Así, al no haber respuestas emocionales descontroladas, no se llegará a nublar nuestra capacidad de razonar.