TEGUCIGALPA, HONDURAS.- a memoria es un fenómeno individual. Evoluciona junto con el individuo, sin que este pueda controlar su curso. En contraste, la “memoria histórica” es un constructo: un entramado colectivo que requiere el respaldo de las instituciones para desarrollarse y mantenerse.
Así como un mosaico se forma pieza a pieza, la memoria histórica se edifica a partir de fragmentos de experiencias, narrativas y hechos, que son organizados y preservados por las estructuras sociales y políticas.
En este contexto, el sociólogo Pablo Carías subraya que los principales cambios en el desarrollo político, económico y social desde la independencia han sido fundamentales en la configuración de la Honduras actual.
Con la independencia consumada el 15 de septiembre de 1821, Honduras enfrentó un período de anarquía, inestabilidad y descomposición que se extendió hasta 1876.
Según el sociólogo Pablo Carías, los cambios resultantes de la independencia no empezaron a consolidarse hasta la Reforma Liberal, “momento en el que se sentaron las bases del desarrollo del país”.
A finales del siglo XIX, la transformación de Honduras, impulsada por Justo Rufino Barrios desde Guatemala en 1876, llevó a Marco Aurelio Soto y su primo Ramón Rosa a asumir el liderazgo del Estado hondureño. Este período marcó un momento histórico sin precedentes en la política nacional, al intentar reinventar el país y abandonar las viejas estructuras heredadas de la época colonial.
“Con la Reforma Liberal se organiza el Estado hondureño. Previo a ello no teníamos prácticamente Estado. La idea era muy vaga”, señala Carías.
Durante esta etapa, se fomentó el desarrollo de la agricultura, la construcción de carreteras y puertos, y se promovió la inversión de capitales extranjeros.
Además, se logró la separación de la Iglesia y el Estado y se impulsó una educación laica, gratuita y obligatoria.“Soto llegó con la idea de reformar el Estado.
Se aprobó una serie de instituciones y reglas. Por ejemplo, en términos de comunicación, se construyó la primera carretera, se aprobaron códigos en las áreas civil, penal, minería y comercio”, explica Carías.
La Reforma Liberal también marcó un renacimiento en la educación y la innovación. Aunque la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) fue fundada en 1847, bajo el liderazgo de Soto, la institución pasó de estar bajo la influencia eclesiástica a ser un ente estatal. Se creó la Universidad Central de Honduras y se establecieron nuevas carreras.
demás, bajo su mandato se fundaron las primeras escuelas normales en Comayagua y Tegucigalpa, así como el Hospital General en la capital.
En términos económicos, la explotación de metales preciosos, promovida por compañías mineras que recibieron beneficios y exoneraciones fiscales, contribuyó a la electrificación de Tegucigalpa y al establecimiento de fábricas de refrescos y textiles.
Aunque el desarrollo fue limitado y marcado por desafíos como dictaduras y crisis globales, el legado de Soto fue crucial para entender el desarrollo parcial de Honduras, sentando las bases para un crecimiento económico futuro.