Siempre

Más que perseguir a la inmigración ilegal, Donald Trump debería regularizarla

El analista Luis Alberto Villamarín cree que el aumento de cultivos de coca en Colombia se relaciona al pacto FARC-Santos

21.07.2018

TEGUCIGALPA, HONDURAS

El coronel del ejército colombiano, analista político, Luis Alberto Villamarín, repasa la actualidad y la agenda política latinoamericana. Es también colaborador en diversos medios de comunicación locales e internacionales. Autor de 32 libros sobre seguridad, defensa y relaciones internacionales y colabora asiduamente con el canal de televisión norteamericano CNN.

¿Qué hay de cierto sobre esas supuestas redes islamistas que operan en América Latina con intenciones de provocar atentados terroristas?

Es absolutamente cierto. Y en América las tenemos chiitas, ligadas a Hezbollah, y sunitas, claramente conectadas con la red Al Qaeda y el Estado Islámico. Los miembros de Hezbollah están llegando a través de Venezuela y también a través de la triple frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay, mientras que los sunitas se están introduciendo a través de las islas del Caribe, más concretamente las Indias Occidentales, donde hay una fuerte presencia de comunidades musulmanas, algunas muy radicalizadas.

¿Tiene cada vez más fuerza Irán en América Latina?

Es cierto, hay una guerra fría entre Irán, que es chiita, y Arabia Saudí, que es sunita, por controlar el Islam a nivel mundial y fijar su hegemonía. Desde 1979, en que fue la revolución iraní de los ayatolas, Irán ha tenido como objetivo extender su revolución por todo el mundo, incluyendo países como Afganistán y otras áreas que ni siquiera son chiítas; es un proyecto que arranca desde los orígenes del régimen y trata de consolidar un plan hegemónico mundial de los iraníes en el Islam. Luego en los últimos años se estableció una íntima alianza entre los gobiernos izquierdistas de América Latina y el régimen iraní, que contó con la especial ayuda de los gobiernos de Hugo Chávez, en Venezuela, y Fidel Castro, en Cuba. Chávez, incluso, fue más allá y trabó una intensa relación, política y personal, con el máximo líder iraní Mahmud Ahmadineyad.

¿Qué influencia puede tener la grave crisis política y humanitaria que padece Venezuela en Colombia?

Mucha. No olvidemos que de la misma forma que muchos de los migrantes que llegan a Europa están conectados con redes yihadistas, muchos de los que atraviesan la frontera con Colombia están ligados a estructuras criminales que tienen relación con el gobierno venezolano y con las organizaciones terroristas que operan en Colombia, como las FARC y el ELN. Luego están los problemas sociales y económicos que se van a generar con esta crisis, ya que Colombia, con un desempleo alto y graves problemas internos, seguramente no está preparada para recibir a toda esta población que llega hasta nuestro país sin nada de nada. Y el problema va a más y no parece que nadie ni nada vaya a detener a ese auténtico éxodo.

¿Cuál puede ser el futuro del proceso de paz tras la victoria del candidato uribista Iván Duque en las urnas y su llegada a la presidencia?

Duque se va a encontrar sobre la mesa varios problemas muy agudos, tales como el asunto de la justicia, pues las FARC no quieren responder por sus crímenes, y el asunto del creciente narcotráfico en todo el país. La polarización política regresará y la agenda del futuro presidente se presenta muy complicada.

¿Se atrevería a hacer un vaticinio político acerca del futuro del país con Duque como presidente?

Yo no creo que el país vaya a dar un gran salto al estilo del que dio la China que multiplicó por cinco su producto interior bruto en la década de los noventa, pero sí creo que puede haber avances económicos. Sin embargo, por la propia historia de Colombia, pienso que el presidente Duque sobre todo se encontrará con grandes retos y desafíos de carácter político y tendrá que hacerles frente de una manera u otra. Esperemos, por el bien del país, que tenga éxito.

¿A qué se debe el aumento de los cultivos de cocaína en Colombia?

El aumento de cultivos de coca se relaciona directamente con el pacto FARC-Santos. Las FARC se apropiaron del control geopolítico de esas zonas cocaleras, se autodeclararon “voceros” de los cultivadores, instalaron allí sus “disidencias”, legitimaron el control paraestatal reconocido por el Estado y continuaron el desarrollo de su plan a estratégico de cooptar zonas apartadas del poder central. De remate, el Estado les financió la cooperativa Ecomun para que tengan absoluto control geohumano, mientras sus arcas siguen creciendo y fortaleciendo la estructura política en todo el país.

¿Piensa que Estados Unidos, desde la llegada de Donald Trump a la presidencia, se ha desinteresado de los asuntos de América Latina?

Yo pienso que no, creo que el interés sigue siendo el mismo. El asunto, pienso, tiene más que ver con el estilo personal de Trump, que se comporta como el típico negociador que intenta sacar siempre provecho en sus relaciones con otros países. Trump intenta sacar resultados inmediatos como buen negociador que es, pero sin perder de vista que los Estados Unidos siguen teniendo importantes intereses estratégicos en sus relaciones con América Latina. Trump, en ese sentido, no creo que pueda acabar con lo fundamental de esa política exterior y esos intereses seguirán estando presentes en nuestras relaciones.

¿Qué opinión tiene con respecto a la nueva política migratoria que auspicia Trump de mano dura?

El presidente Trump defiende a su país y a los intereses de su nación, pero creo que desconociendo que la inmigración tiene un papel fundamental y central en la economía norteamericana. Creo que más que perseguir a la inmigración ilegal debería trabajar por regularizar a esa población, llegando a acuerdos con los países implicados en el problema y adaptando una posición más flexible. Pero, además, creo que tiene que cambiar y adoptar un tono más dialogante y moderado para afrontar este problema, el camino elegido no es el mejor.