Brasil
El 28 de mayo del 2017 es el día en el que emprendo mi viaje a uno de los sitios más fascinante del mundo y a la vez uno de los más temerarios.
Un lugar donde reina la belleza, el misterio y el peligro ya que entre sus tierras se encuentran diez de los animales mas peligrosos del mundo que tienen como dominios seis millones de kilómetros cuadrados que atraviesan nueve países: El Amazonas.
Es la selva más grande del planeta, que posee el río más caudaloso del mundo, el río Amazonas, que cruza Perú, Colombia y Brasil. La vida en esta zona gira en torno a este enorme afluente ya que proporciona comida, transporte y alivio contra el sofocante calor del trópico, infestado por un ejército de pirañas.
Las pirañas se encuentran en toda la región amazónica, es la especie más abundante y también la más temida. La piraña de vientre rojo, con un tamaño no superior a la palma de la mano, sustenta su ferocidad en su número, ya que viaja en bancos de hasta cien ejemplares y cuando encuentran una presa atacan en masa.
En este territorio, la tierra firme no es tampoco ningún paraíso seguro. En la oscura selva la muerte viene en envases pequeños, las criaturas de la cuenca de la Amazonía han evolucionado de la mano de la selva a lo largo de millones de años.
La tarántula negra del Brasil, grande, peluda y con colmillos, es la araña más grande del mundo, llegando en ocasiones a los 30 centímetros de diámetro; su dolorosa mordida está a la altura de su temible aspecto.
El ser potencialmente más letal del Amazonas es una criatura tan colosa y poderosa, la reina entre las demás, la serpiente más enorme de la tierra: la anaconda verde. Los adultos alcanzan los nueve metros y pesan alrededor de 200 kilos, una bestia tan inmensa y aún así prácticamente invisible entre la vegetación y las turbias aguas.
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Lo mágico
Pero yo tuve el privilegio de pisar un territorio virgen y colmado de paz al convivir con miembros de grupos étnicos como los yaguas.
Al pasar la noche en su casa principal, una malloca hecha de troncos de madera y techo de palmas secas, pude observar la noche más maravillosa que he visto en toda mi vida, con el cielo mas estrellado. Me imagino que así se veía el cielo en tiempos en los que no existía civilización ni luces de las grandes ciudades que opacaran esa maravilla de la naturaleza.
El Amazonas tiene un misterio que se respira en todas partes, sus mujeres hermosas son auténticas amazonas.
Al tener la oportunidad de vivir sin comodidades ni tecnología me hizo sentir revitalizado lejos de los avances de nuestros tiempos sin teléfonos móviles, televisión, aire acondicionado.
Los sonidos de la selva son verdaderamente una terapia para entrar en la más perfecta relajación: sonidos de guacamayas, monos, jaguares y muchas especies que aún ni han sido estudiadas.
La realidad de la selva supera a las películas con verdaderos monstruos marinos como el pez pirarucú, caimanes gigantes y la majestuosa anaconda.
Un atardecer en el Amazonas me hizo sentir que en realidad no cabe duda de que Dios existe y disfruté del placer que se siente ser parte de la selva, comer los frutos de sus tierra y de su río. Sin duda alguna esta no será la ultima vez que ponga mis pies sobre el mágico Amazonas, tierra salvaje con grandes descubrimientos por hacer en cada viaje.
