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Pilo Tejeda, el autor de la Sopa de Caracol, ahora quiere ser una luz en el Congreso

El hombre que hizo temblar La Quinta Vergara de Viña del Mar, ahora se metió al mundo legislativo hondureño

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02.03.2018

TEGUCIGALPA, Honduras — La canción “Sopa de caracol” sonó hasta en Irak y su creador es el progreseño Pompilio Tejeda, que se caracteriza por su jovial sonrisa y el grito de “Weepa”. Es un hombre luchador que comenzó tocando rock and roll y se ganó el respeto mundial. Ahora es diputado (partido Liberal) del Congreso Nacional, donde piensa dejar huella.

¿Cómo fue la niñez de “Pilo” Tejeda?
Muy bonita, nací en El Progreso, Yoro, en 1953. Mi padre es Juan Pompilio Tejeda y mi madre María Luz Duarte. Somos una familia de cinco hermanos.

¿Cómo nació esa pasión por la música?
Mi papá tocaba la guitarra, le hacía a las rancheras. él trabajaba en los campos bananeros como capataz de construcción y cuando salía de la compañía tocaba su vieja guitarra. Eso despertó en mí el interés musical.

¿Cómo fue su primer contacto con la música?
Mi papá me regaló una melódica con la que conocí los sonidos. Yo aprendí a tocar el órgano, fue mi primer instrumento. La primera canción que me aprendí fue “Martha, capullito de rosa” (Trío Calavera, Martha). En la escuela evangélica de El Progreso, yo cantaba en los actos cívicos.

¿Cuál fue el primer grupo musical en el que tocó?
Fueron Los Incas de El Progreso. Después en 1969 pasamos a ser el Grupo H. Tocábamos rock and roll y música disco. Nuestra gran competencia era la Banda One de Jorge Rubio, a quien yo admiraba muchísimo. En Tegucigalpa había un fenómeno musical muy bueno y nos encantaba tocar aquí.

¿Cómo nació la Banda Blanca?
En 1973, los mismos integrantes del Grupo H pasamos a ser la Banda Blanca. Éramos siete integrantes que tocábamos rock, cumbia... no teníamos la punta dentro del repertorio. En 1986 se nos unieron Fátima y Verónica, que eran estudiantes del Instituto Central, y Susana Sánchez, que era del barrio Morazán.

Foto: El Heraldo

Banda Blanca con sus integrantes originales.

¿Cómo alcanzaron ese estatus en el país?
Lo más difícil fue encontrar un promotor. El primer tema con el que pegamos fue “La muchachita”. Encontramos a los hermanos Piril de Guatemala, que nos promocionaron, pero queríamos ir más allá. Luego grabamos “Aurora”, otro éxito. En 1989 en un viaje a Estados Unidos, don Roberto Rivera nos promovió con “Sopa de caracol”. En 1991, “Sopa de caracol” fue el tema del festival de la Calle 8. Luego nos fuimos a Europa y luego nos establecimos en México por cuatro años. Fuimos artistas de Televisa.

¿Cómo llegaron a tocar en Viña del Mar?
En 1992 éramos el grupo más pegado. Ya habíamos vendido dos millones de copias. Ganamos Gaviota de Plata, luego de Viña, ganamos los Premios Lo Nuestro en Miami.

¿Qué recuerda “Pilo” Tejeda de Viña del Mar?
Fue algo maravilloso. Mi amigo Salvador Nasralla me dijo minutos antes que no dejara que la gente nos gritara ni silbara porque eso significaba que el artista iba para abajo. Cuando veo ese mar de gente, yo digo: “Un gritooo y luego, un silbidoooo” y Salvador gritó “¡Nooooo!”. Nosotros rompimos el hielo y nos ganamos al público. Agarré el control. No es para cualquiera llegar ahí. Yo me gané el premio Gervasio.

¿Nunca lo absorbió la fama?
No, por eso a muchos artistas los absorbe el medio, usan drogas. Yo no tomé, ni nada de eso. Mi único vicio es el café y es mi pasión.

¿Ha vuelto a Chile?
Sí, el Colo Colo me llevó a una final y antes del partido les canté la “Sopa de caracol”.

¿Qué siente cuando suena “Sopa de caracol” en el cine o programas de TV?
Es un orgullo, un honor para mí porque los hondureños nos identificamos con ese tema.

¿Cuánto ganaban por presentación?
50 mil dólares, 100 mil dólares, en Viña del Mar 250 mil dólares. Andábamos en el top. Estuvimos 10 semanas en el primer lugar en Billboard, nominaciones al Grammy, Premio TV y Novelas.

¿Por qué vino la ruptura de la Banda Blanca?

En el 2005 yo me retiro. Me puse a pensar si hacía más dinero o le dedicaba tiempo a mi familia y preferí a mis seres queridos. La banda continuó sin mí. Fátima y Verónica se fueron para Estados Unidos y Susana para Nicaragua.

¿Cómo llegó a la política?
Fui vicealcalde de El Progreso, luego busqué la diputación. Yo quiero dejar un legado a nivel nacional. Ahora soy presidente de la Comisión de Arte y Cultura del Congreso Nacional.

¿Cómo es esa nueva etapa como diputado?
Ha sido complicado adaptarme a la capital, me pierdo. Mi agenda es complicada, mi único día de descanso es el lunes.

¿Qué hará “Pilo” por los artistas?
Aquí hay muchos artistas, poetas y pintores, ellos no han podido darse a conocer. No ha habido una entidad que tenga esa comunicación con los artistas y quiero ser la voz de los artistas.

¿No teme manchar su nombre en la política?
Yo no vengo a mancharme, tengo 41 años en la música. No vine ni por fama ni por dinero, quiero ser una luz en el Congreso.

Hábleme de su esposa.
La conocí cuando fui de jurado al Festival de la Canción de Verano en Tela. Llevo 41 años de casado con ella y mi éxito se lo debo a ella porque supo administrar mi dinero. Tengo cuatro hijos.

¿Cuáles son sus próximos proyectos?
Estoy grabando en el estudio de Zona Caliente un merenguito con Los Amos del Ruido. Tengo nuevas producciones musicales. Yo siempre hago colaboraciones con varios artistas del país. Trato de mantenerme muy activo.

¿Un sueño que no pudo cumplir?
Grabar con Guillermo Anderson la canción “La Morenita”. A Guillermo me lo encontré en Europa y quedamos en hacer ese trabajo, pero un año después falleció.