Tegucigalpa, Honduras
El profesor Hipólito Laboriel es un personaje icónico del colegio más popular de la capital que durante 43 años estuvo al frente de la banda Marcial del Instituto Central Vicente Cáceres.
Hipólito se hizo cargo de la banda cuando era un muchacho y aunque la responsabilidad era enorme para aquel recién salido de las filas centralistas nunca sintió temor. El maestro fue quien revolucionó los 15 de septiembre tocando temas populares como “La chica del Central”, “Sambunango teleño” y “El matador”.
¿Cuáles son sus primeros recuerdos musicales?
Yo comencé tocando una pequeña marimba con mi primo como a los siete años. Sin embargo, inicié como alumno de la banda del Central. Después estudié música con el maestro Francisco Díaz Zelaya y obtuve el título de bachiller en música.
¿Dónde nació?
Yo soy de Trujillo, pero de meses me trajeron a la capital. El 30 de noviembre de 1961 me vine a vivir a Tegucigalpa definitivamente.
Cuénteme de su familia, ¿también eran músicos?
Sí, soy familia de Juan José Laboriel, que era un fino guitarrista que trabajó en la época de oro del cine mexicano. Él emigró a México y sus hijos también eran artistas, ellos eran: Johny, Abraham, Ela y Francis. Juan José era el papá de Johny Laboriel, pionero del rock mexicano, y de Abraham, quien es lo máximo de la familia y está considerado el mejor bajista del mundo.
¿Cómo eran los días de alumno del Central?
Me acuerdo que cuando mi papá me dijo que iba a estar ahí me molesté. Yo quería estar en el San Miguel o en el San Francisco. Nunca me imaginé que el Instituto Central iba a ser mi vida. Me metí a la banda, me dieron un saxofón barítono y ahí nació todo.
¿Cómo llegó a ser director de la banda del Central?
En 1973 me recomendaron a mí porque tuve un paso por la Banda de los Supremos Poderes. Además, estaba sacando el bachillerato con el maestro Díaz Zelaya.
¿Qué edad tenía cuando le dieron la banda?
Como 18 años y me dieron esa papa caliente. Era un novato, pero yo confiaba en mis conocimientos. Me pagaban como 200 lempiras.
¿Cómo era la banda del Central en ese tiempo?
Cuando se fundó la banda era una sinfónica. La estructura era de una orquesta americana. Tocaban marchas como el capitán, eleven anclas.
¿Cuánto tiempo ensayaban?
Para haber llegado al nivel que llegamos ensayamos todos los días, durante cinco horas. Era casi un conservatorio de música.
¿Cuántos años estuvo dirigiendo al Central?
43, por ahí pasaron tantos alumnos buenos, algunos ya murieron.
¿Cómo hizo para enseñar por tantos años ahí?
Me atrapó el amor por el colegio y en particular por la banda. Estar en la banda era un placer para mí. Hay trabajos que son una pasión.
¿Qué anécdota recuerda de esos 15 de septiembre?
En 1988 llovió absolutamente todo el día. Nosotros llegamos al Estadio Nacional como a las 3:00 PM y lo asombroso es que nuestra gente estaba ahí esperándonos. Nosotros revolucionamos los desfiles y montamos música popular. Esa vez fue con el “Sambunango teleño”. Nosotros fuimos los pioneros tocando música hondureña.
¿Qué temas tocaban?
Música de Los Gatos Bravos, “Catalina”, “El matador” fue de los últimos temas. Cuando nosotros desfilábamos era como un concierto al aire libre, ese era el concepto.
¿Qué músicos hondureños admira?
Respeto mucho a Camilo Corea, Federico Ramírez y Óscar Núñez, Rudy Thompson (QEPD).
¿Qué requisitos pedía a sus estudiantes para estar en la banda?
Eran pruebas de actitud muy serias. Imagínese que para la banda de 1988 recuerdo que de 3,000 alumnos que estaban disponibles solo escogí a 20 músicos. Soy bastante exigente en eso.
¿Cuál fue la época dorada de la banda?
Toda la década de los 80, porque ya había competencias, entonces uno quería ser mejor cada año.
¿Qué piensa de las bandas de guerra de ahora?
Hay buenas... Lo que pasa es que a veces se les olvida la música por ir bailando y no pueden descuidar la parte musical.
¿Sigue viendo a la banda del Central?
No, la verdad es que no porque me daría nostalgia y creo que me pondría a llorar por todo lo que viví con ellos.
¿Cómo fue cuando se jubiló de maestro?
Fue muy duro porque enseñar era lo que yo más disfrutaba. Me costó muchísimo.
¿Ahora a qué se dedica?
Imparto clases de música, doy tutoriales, tengo mi estudio de grabación y hago producciones. Además, le enseño música a la banda de la iglesia El Calvario donde asisto.
¿Cuántos instrumentos toca actualmente?
Yo sé la técnica instrumental de todos los instrumentos y los únicos que no tengo aquí en mi estudio son los andinos como el charango. El instrumento con el que yo solía tocar era el bajo eléctrico.
¿Le gustan los deportes, profe?
Sí, de cipote jugué fútbol escolar, hasta fui seleccionado. En el colegio tuve de compañeros a “Chema” Durón (ex-Motagua)y Orlando “El Bimbo” Vásquez (Ex-Federal). Yo por muchos años he practicado el fisicoculturismo, que es una de mis pasiones. Desde los 20 años practico ese deporte y todavía lo hago, no para competir sino para mantenerme en forma.
¿Sus hijos heredaron el don de la música?
Sí, mi hijo Ludwing llegó bastante lejos y hasta lo estaba apoyando Gloria Stefan.Algunos de ellos viven en EE UU.