Tegucigalpa, Honduras
Este hombre ameno, alegre, de 71 años de edad, con 14 libros escritos y una vida llena de experiencia y saber, tiene un mundo de conocimientos que presumir.
Realizó sus estudios de derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México, se graduó como doctor en leyes en la Universidad Complutense de Madrid, además cursó sociología política y altos estudios internacionales.
Reflexivo en la conversación, elocuente en el verso, mordaz en la crítica, Ramírez teje un inagotable y exquisito diálogo con EL HERALDO.
¿Dónde nació don Livio Ramírez?
Nací en Olanchito, Yoro, un 25 de diciembre de 1945.
¿Allí creció?
Hasta primer curso. Allí llevé una infancia feliz.
¿Jugó con don Juan Ramón Martínez?
Él era un poquito mayor que yo, ja, ja, ja… Ahora estamos en la Academia de la Lengua, él es el presidente y yo soy el vicepresidente. No jugué con él porque teníamos edades distintas, pero le conocí y hemos mantenido una relación cordial. En Olanchito pasamos una infancia feliz con nuestros padres, quienes siempre estuvieron diciéndonos la palabra y el consejo oportuno. También tuvimos maestros extraordinarios.
¿Qué maestros recuerda?
Al profesor Francisco Murillo Soto, que nos formó en la clase de cívica y valores. Él fue el fundador de la semana cívica. Recuerdo también a la maestra Leandra Moya, quien era muy amorosa, pero con un sentido especial del rigor.
¿Lo castigó alguna vez?
Bueno, yo siempre procuré ser un buen estudiante, me liberé del infierno de las tareas, de los castigos escolares.
¿El ciclo común en qué colegio lo realizó?
En el Instituto Central Vicente Cáceres. Allí tuve una beligerancia como dirigente estudiantil, fui presidente del Consejo Central de Estudiantes, empezamos a organizar lo que después sería la Federación de Estudiantes de Secundaria. Allí obtuve un premio nacional de oratoria, que es una pasión de mi vida, y fui a representar a mi país en un encuentro de estudiantes en Estados Unidos.
Con su habilidad en la oratoria hubiese sido un gran político.
Bueno, creo que todos los seres humanos con uso de razón y sentido de historia real somos políticos. Unos somos políticos partidarios y otros políticos en el sentido profundo de la palabra. Me parece que la apoliticidad es una mentira, todos somos políticos.
Es que desde el momento que usted tiene una visión de la vida, una concepción de la historia y finalmente un concepto claro de resolver las cosas, ya tiene una partida política, lo que pasa es que esta palabra se ha degenerado. La política es la vocación más profunda del hombre, porque justamente es la que le permite transformar su realidad.
¿A qué figura política mundial admira?
Es difícil decir un solo nombre, pero tengo muchísimo respeto por Gandhi, por Fidel Castro, por Víctor Raúl Haya de la Torre, el fundador del aprismo en el Perú.
¿Quién es el político que usted detesta?
Quizá sea Augusto Pinochet, era un genocida a tiempo completo.
¿A nivel hondureño a qué político admira?
A Ramón Rosa. Él fue el conductor teórico de la Reforma Liberal, ese movimiento que es realmente el que propone modernizar a Honduras. Su visión y capacidad de poder transformar la educación del país. Lamentablemente murió muy joven.
¿Como abogado, le gusta mucho el alegato?
La palabra ha sido degradada en el país y por ello entendemos un encuentro irracional en el que alguien tiene que ganar a fuerza, pero la discusión no tiene nada que ver con eso. Hemos confundido la palabra diálogo, que es una categoría filosófica destinada a producir racionalidad independientemente de quien sea el que la sostiene, pero no genera enemistades. Yo lo que hago es exponer mis argumentos contrarios a los de otro dialogante y finalmente queda claro quién posee la razón, no porque la impongo ni porque la manejo, la manipulo o la compro.
¿Y qué es la razón para usted?
Esa pregunta la contestó Kant (filósofo). Yo pienso que la razón es la más alta condición del ser humano, es la visión sistemática de la realidad procesada para que pueda ser transformada.
¿Le preguntaba sobre su habilidad con el alegato porque es abogado?
Mi interés al estudiar derecho fue básicamente ser un jurista, un teórico, una persona que sabe hacer leyes, por eso fui a estudiar a países que tenían un sistema más avanzado y en la universidad lo que más enseñé por años fueron materias teóricas. En la Escuela de Periodismo impartí teoría general del Estado, derecho constitucional, visiones altamente doctrinales, destinadas a transformar los órdenes jurídicos.
¿Nunca ha litigado?
Sí he llevado casos sencillos y los he ganado. Asuntos de derecho administrativo y otros casos de defensa no difíciles de sustentar, pero ese no ha sido mi interés, mi interés es formar juristas.
¿Cuándo se mete en la escritura y poesía?
¡Uhh! Desde niño me di cuenta de que la poesía es una vocación profunda. Cuando era adolescente publiqué mi primer libro y gané un concurso nacional, pero fue durante mi permanencia en la Universidad Autónoma de México donde tomé en serio mi oficio de escritor.
¿Quién es la chica que más le inspiró como poeta?
La respuesta a esa pregunta está en un libro que se llama “Descendientes del fuego”, donde no había chica, sino varias chicas, por eso es un libro multiinspirado.
¿O sea que fue un gran cazador en su juventud?
No, simplemente vivía mi juventud con la vitalidad y la pasión que había que hacerlo. Para mí la vida sin vitalidad y pasión no tiene sentido. La vida es un ciclo continuo de la vitalidad.
¿Cuál es su libro más significativo?
Cada libro tiene su significado. Para unos es el libro “Descendientes del fuego”, otros dicen que es “Escrito sobre el amanecer”, yo creo que cada uno responde a una etapa, a una visión, a una ubicación respecto a la vida y el movimiento de la historia.
Sin descalificar a los otros, yo hablaría de los libros “Arde como fiera”, que se publicó en México y refleja el movimiento de Tlatelolco, toda esa estética contestataria involucrada en renovar la escritura mexicana. El otro se llama “Escrito sobre el amanecer”, que es una crónica de la España posfranquista.
¿Cuál es el verso más expresivo que ha escrito?
Esa es una tarea difícil. En el libro “Escrito sobre el amanecer” hay una línea que se resume así: La poesía es el único documento personal que poseo, carezco de otro medio de identidad.
¿Usted mezcló la poesía con otros géneros?
Otra gran pasión es el ensayo. He trabajado el ensayo junto a la antología. He realizado 36 antologías de poesía hondureña que se compiló en cuatro tomos. Lo hice en colaboración con el poeta Efraín López Nieto. Es un trabajo de rescate que va desde el padre Trinidad Reyes hasta la poesía reciente. Otra pasión en mi vida es el morazanismo y el estudio del pensamiento de José Cecilio del Valle.
¿Cuántos libros ha escrito?
Catorce libros. Actualmente estoy trabajando en cuatro libros: uno sobre la identidad nacional, otro sobre entrevistas y conversaciones sistemáticas con hondureños destacados, un tercer libro es sobre el pensamiento contemporáneo y el cuarto libro es una biografía analítica de Rafael Heliodoro Valle, un intelectual de gran peso, autor de 90 libros, fue por 20 años el periodista más importante de México. Aquí es un ilustre desconocido, eso no es posible.
Dejando ese mundo intelectual, ¿cómo se define usted?
Como un escritor, un intelectual para el que realmente la transformación de la realidad social en función de la justicia es fundamental.
¿Bajo qué filosofía vive la vida?
Que la vida es un regalo de Dios y como tal hay que vivirla, asumirla, y hay tener una praxis de transformación de la sociedad. La realidad del país es dramáticamente inhumana, dramáticamente desigual, es imposible aceptarla en los términos actuales, hay que darle rostro humano a todo esto.
¿Qué fe profesa?
Cristiano católico. Dios es el creador de lo que existe, la fuerza que inspira la vida, un padre en términos reales.
¿Usted es miembro de la Academia de la Lengua?
Soy vicepresidente y a la vez miembro correspondiente de la Real Academia Española de la Lengua. La academia procura que el español se hable con propiedad. Estudia los fenómenos del español en la sociedad, la dimensión lingüística, y también trabajamos con un taller de literatura donde la gente con vocación aprende a escribir.
¿En sus ratos libres a qué se dedica?
Me gusta hacer ejercicio y pintar. La pintura es una de mis pasiones, particularmente el dibujo.
¿Qué tipo de pintura?
Me gusta pintar el rostro humano. Mi pintura es expresionista, o sea, está llena de emociones. Tengo unos 1,500 dibujos. Pretendo con la lectura de un libro inédito hacer una exposición. A mí no me interesa plasmar la figura con precisión lineal sino un dibujo expresionista, que se mueva.
¿Y con los ejercicios físicos qué le gusta hacer?
Me gusta mucho correr, me gusta compartir experiencias en el sentido de abrirle nuevos espacios a la creatividad. No olvide que en un país donde se está imponiendo una cultura de la muerte es importante plantear una cultura de la vida.