Esta nueva realidad es analizada hoy por una de las mujeres periodistas más destacadas del país: Marlen Iveth Perdomo de Zelaya, Premio Nacional de Prensa Álvaro Contreras 2014, madre de tres hermosas y talentosas mujeres: Ivin, Alejandra y Dennise.
Con 37 años de ejercicio profesional como reportera, corresponsal de prensa internacional, catedrática universitaria, experta en comunicación estratégica y política e impulsora del periodismo digital en el país desde uno de los más influyentes medios digitales, Proceso Digital, fundado hace ya 15 años, Marlen nos comparte sus opiniones:
¿Cómo valora el papel de la prensa hondureña en la actual pandemia?
La prensa hondureña ha sido un actor muy activo durante la pandemia pese a las limitantes que ha enfrentado en materia de libertades y por supuesto, las propias generadas por la pandemia. Los medios de comunicación hemos mostrado y desentrañado informaciones que han permitido a la ciudadanía informarse, contrastar y conocer datos reservados, poco visibles y hasta ocultos.
Creo que en la pandemia ha habido un renacer que yo llamaría “la hora de los medios” y han sido bastante activos y constructivos en torno a temas puntuales. Por un lado, las informaciones orientadoras en torno a los temas sanitarios, salvar vidas, bioseguridad y de los que representa el Covid-19 han servido para llevar a la población mensajes claros, muchas veces didácticos y definitivamente instructivos para poder atajar o contener el virus en un país con un endeble sistema sanitario.
De otro lado, el periodismo de datos y las investigaciones han podido mostrar las historias que tienen relación con los manejos de la emergencia y como los protagonistas, tanto en lo público como en lo privado han desempeñado sus funciones. La agenda no ha dejado de lado los derechos de las minorías, la discriminación, la solidaridad, el incremento de la violencia contra las mujeres y todas las otras pandemias que afronta el país.
¿Cómo valora el acceso a la información pública en la actual emergencia sanitaria?
Las barreras han sido visibles para realizar la labor periodista, algunas limitantes están enmarcadas en la suspensión de garantías constitucionales y otras en el conjunto de leyes que restringen las libertades de información y expresión, pero en medio de todo este panorama se ha podido cumplir una labor acorde con lo que debe ser el periodismo.
Actualmente los responsables del manejo de la emergencia buscan llenar todo lo relacionado con los estándares legales establecidos en la Ley de Transparencia y en los espacios que regula el IAIP y es un esfuerzo válido; pero, la transparencia va más allá, pasa por la claridad de todos los actores y el surgimiento de la información fluida. Hay muchas cosas que los periodistas queremos saber y trasladar a las audiencias que se hacen interrogantes y tienen derecho a saber. Aparte ese conjunto de casi una decena de leyes sigue siendo una barrera para obtener información oportuna y profunda.
¿Cuáles han sido los principales obstáculos enfrentados para el buen ejercicio profesional a lo largo de la pandemia?
Hay algunas fuentes que se vuelven inaccesibles; hay mucho que consultarles, pero simplemente se cierran. También ha habido periodistas que han sufrido tratos no adecuados de parte de agentes de seguridad al momento de realizar su trabajo. Las restricciones propias del toque de queda, pese a que se permite circular a la prensa, sí limitan ciertos accesos indispensables para poder informar adecuadamente.
¿Saldrá debilitada o fortalecida la prensa de esta dura prueba?
La prensa debe seguir haciendo su trabajo bien hecho, es la forma de que salga fortalecida de esta pandemia que, a mi juicio, será una realidad de larga data con la que los periodistas debemos aprender a convivir y crear nuestros propios protocolos para poder trasladar a las audiencias información de la mejor calidad.
Hace apenas un par de días, la canciller alemana Angela Merkel daba especial valor a la prensa crítica, especialmente en los tiempos de Covid-19 y ella rescataba la necesidad de disentir entre la información veraz y las mentiras y, además, remarcaba que los periodistas debemos poder cuestionar a los actores oficiales y políticos bajo una perspectiva crítica.
En ese sentido debemos tener claro que las democracias necesitan hechos e información veraz que permitan el contrate y que den al público ese balance necesario para que cada uno se forme su criterio con base en un contexto rico y profundo.
¿Cómo visualiza el ejercicio del periodismo tras la pandemia del Covid-19 en Honduras?
Ha sido un aprendizaje de cada día. Ha acercado a la prensa en general al uso profesional de las tecnologías; eso es maravilloso. Muchísimos somos ahora más multimedia que hace un par de meses. Las herramientas tecnológicas han sido grandes aliadas para hacer un buen trabajo periodístico. Pero como siempre le queda a un periodista ese anhelo de estar en el lugar, observar el ambiente, poder trasladar detalles que son perceptibles en el escenario real, a mí me parece que siempre será mejor llegar al lugar de la noticia, cada vez que sea posible muy necesario.
También ha sido este un escenario para que la gente busque informaciones en medios consolidados, creíbles, reputados porque surge mucha noticia falsa, especialmente en redes sociales. Volver a la buena fuente periodística siempre será ganancia para el lector, el internauta, el radioescucha o el televidente.
¿Cuál será a partir de ahora el principal reto de la prensa hondureña?
Profundizar el trabajo, ir más allá de la nota diaria y de la propuesta de las agendas de los actores sociales, políticos, oficiales, etc... Debemos tener nuestra propia construcción para llegar al fondo de cada tema y ofrecer calidad informativa. Es importante desarrollar protocolos para certificar con mucho cuidado la información. Realizar constantemente el denominado “fact-cheking” para verificar una y otra vez la información, como un deber que debe acompañarnos permanentemente...