Tegucigalpa, Honduras
Un subinspector, un clase y tres policías que se movilizaban en la patrulla RPM-08 dirigieron y ayudaron a fugarse a un grupo de mareros de la Villafranca que ejecutaron una masacre en la colonia Campo Cielo en la capital de Honduras.
El hecho criminal sucedió el sábado 11 de junio de este año a eso de las 11:00 de la noche y en él perdieron la vida Franklin Noé Avilez Herrera, Mauricio Enrique Lozano, Maycol Douglas Vásquez Peña y Gerson Josué Gallegos Umaña.
El testimonio de un testigo, enviado el 15 de agosto de este año al director general de la Policía, Félix Villanueva Mejía, revela cómo los policías y las patrullas están al servicio del crimen organizado.
Esta persona, de quien se omiten detalles por cuestión de seguridad, detalla cómo ese día a eso de las 11:00 de la noche la patrulla RPM-08 (Radio Patrulla Metropolitana), al mando de un subinspector y conformada por un clase y tres policías, estaba patrullando el sector bajo su responsabilidad -las colonias Ayestas, Villa Unión y Campo Cielo- minutos antes de la masacre.
Estos sectores de la ciudad están enmarcados en el distrito 2-3 de la Campo Cielo, y están bajo la responsabilidad de la Unidad Metropolitana de Prevención número 2 de Belén, Comayagüela.
El testigo escuchó cuando el subinspector y el clase se comunicaban a cada rato con unos sujetos, pandilleros, que se transportaban en dos camionetas Mitsubishi, una de color blanco y otra color gris.
Los mareros decían que venían bajando de la colonia Villafranca de Comayagüela y el subinspector y el clase les decían “a los mareros delen pabajo a esos malditos, nosotros los vamos a sacar de aquí a ustedes”.
“Cuando los revienten, nosotros vamos a estar en la esquina, ustedes síganlos por la calle principal para abajo, salimos por la Torocagua y subimos por el bulevar del norte, por el Mall Premier, y tomamos la calle salida a Olancho, luego nosotros tomamos la derecha por el desvío de la Campo Cielo para el lugar de los hechos y ustedes váyanse para la Villafranca, y más tarde les tiramos una llamadita”, según la declaración.
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Matanza
Siendo las 11:00 de la noche el testigo escuchó una fuerte balacera de armas largas por una calle de la Campo Cielo, la patrulla RPM-08 estaba estacionada a una cuadra de donde se escucharon las detonaciones.
Sin embargo, el subinspector y el clase, en vez de ir al lugar donde ocurrió el tiroteo, salieron rumbo a la colonia 3 de Mayo, y aproximadamente tres minutos después se fueron los mareros detrás de la patrulla que luego agarró para la colonia Torocagua y salió por el Mall Premier, tomando la calle hacia Olancho.
Posteriormente, la patrulla RPM-08 volvió al lugar donde sucedió la balacera a contar los muertos, encontrándose con los cuerpos de Franklin Noé Avilez Herrera, Mauricio Enrique Lozano, Maycol Douglas Vásquez Peña y Gerson Josué Gallegos Umaña.
De acuerdo con el testimonio, lo que los policías hicieron fue custodiar a los mareros hasta el desvío de la Campo Cielo, por la calle de Olancho, para que se dieran a la fuga hacia la colonia Villafranca, luego regresaron a la escena del crimen.
Después del levantamiento realizado por las autoridades judiciales y forenses llegaron al distrito de la Campo Cielo familiares de las víctimas a reclamar muy fuerte sobre por qué los policías que andaban en la patrulla 08 no hicieron nada sino que más bien custodiaron a los mareros de la 18 para que ejecutaran la matanza y luego huyeran.
En su impotencia, los familiares dijeron que irían a poner la denuncia a Fusina, hasta donde supuestamente llegó una pariente de las víctimas.
La participación de estos policías en la masacre fue conocida por la jefatura del distrito de la Campo Cielo, quien según el testigo no hizo nada.
En una carta dirigida al director de la policía Félix Villanueva Mejía, el testigo le pide que investigue la participación de los subalternos en esa masacre y que solicite a Fusina más información del caso porque ahí está la denuncia de la participación de los policías.
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Informes a lo interno de la misma Policía también revelaron que oficiales, suboficiales y agentes de esta institución participaron en la masacre de la colonia 1 de Diciembre, ocurrida el 5 de marzo de este año, en el que perdieron la vida 12 personas; así como en el asalto seguido de la masacre de tres ciudadanos guatemaltecos, ocurrida en el kilómetro 67 carretera al sur.
Impacto
Es impresionante ver información acerca de cómo los policías se prestaron para hacerle daño a la ciudadanía, sostuvo Alberto Solórzano, uno de los tres titulares de la Comisión de Depuración y Transformación de la Policía Nacional.
Esta institución estaba fuertemente contaminada. “Cuando uno ve la información que nos llegó, no de parte de la Secretaría de Seguridad porque ahí lamentablemente no encontramos mayor información, sino que otras fuentes nos proveyeron, y ver lo podrido, la impunidad, eso es inconcebible”.
“Darse cuenta de cómo esta gente se prestó para hacerle daño a los ciudadanos es muy impresionante. Y en función de eso hemos tomado decisiones porque no se puede seguir así”, explicó Solórzano.
En cuanto al trabajo que la comisión ha realizado para limpiar la Policía, hay un nivel de satisfacción, pero al mismo tiempo de desafío. “No cremos que hemos hecho toda la tarea, las decisiones que hemos tenido que tomar las hemos tomado con responsabilidad, pero el mayor anhelo nuestro es concluir este esfuerzo y blindarlo para que se pueda sostener”.
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En cuanto al seguimiento que se le realiza a los elementos depurados, explicó que desde el momento que comenzaron a tomar decisiones de la salida de esa gente, una de las cosas que se valoró fue el seguimiento que había que darles, sobre todo para aquellos en los cuales hay indicios fuertes de responsabilidad en actividades ilícitas.
“Yo le puedo garantizar que ese seguimiento se está dando, hay equipos especialmente diseñados y estructurados para que esa gente tenga la vigilancia respectiva”.
Por el otro lado, añadió que la Comisión ha remitido todos los expedientes donde hay indicios reales y fuerte de vinculaciones a cosas inapropiadas al Ministerio Público, y ahora les corresponde a ellos hacer su trabajo.
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