TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Segundos de tensión y nerviosismo vivieron los pasajeros de una unidad de transporte que cubre la ruta Langue-Tegucigalpa al escuchar una serie de detonaciones de arma de fuego en su interior a la altura de la aldea El Tizatillo.
El conductor del vehículo perdió el control y se salió de la carretera, mientras los pasajeros gritaban desesperados y no entendían lo sucedido.
Algunos escasos segundos transcurrieron para enterarse que se había reportado un ataque criminal y que lo peor estaba por llegar.
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Como pudieron, los pasajeros salieron de la unidad y auxiliaron al conductor, a quien le habían disparado con un arma de fuego y estaba mortalmente herido.
El muchacho, identificado como Jessi Goliat Guevara (27), fue trasladado por los cuerpos de socorro hasta un centro asistencial para ser atendido, sin embargo, mientras iba en el camino, falleció debido a la gravedad de las heridas.
Extraoficialmente se conoció que el cobrador de la unidad de transporte resultó herido.
Además, unos siete pasajeros resultaron levemente afectados, según reportaron los cuerpos de socorro.
El ataque fue protagonizado por dos personas a bordo de una motocicleta, que luego de haber cometido su fechoría huyeron del lugar con rumbo desconocido.
Las primeras pesquisas señalan que fue una mujer quien disparó contra la humanidad del conductor del bus.
“Una persona del sexo femenino fue quien disparó contra la humanidad del piloto, quien lastimosamente ya murió”, informó sobre el hecho violento Juan Sabillón, portavoz de la Fuerza Nacional de Seguridad del Transporte Urbano (FNSTU).
La unidad de color amarillo y con placas AAS6260 quedó con los vidrios rotos y perforaciones en los asientos, estacionada sobre la maleza a la orilla de la carretera.
Luego del ataque, los agentes de la Policía Nacional llegaron hasta la escena del crimen, donde aún estaban algunos pasajeros sacando sus pertenencias para continuar con su viaje hacia el sur del país.
Hipótesis
Las primeras hipótesis indican que el ataque proviene de grupos criminales dedicados al cobro de la extorsión.
En la última década, en Honduras la extorsión se ha convertido en uno de los principales flagelos que mantiene de rodillas a miles de hondureños.
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Los criminales han identificado en el rubro del transporte una pieza frágil para agenciarse de recursos.
Un estudio realizado por el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) ha identificado que al menos el 1.9 por ciento de la población ha sido víctima de los extorsionadores.
A la fecha, al menos 50 transportistas han sido asesinados en diferentes departamentos del país, siendo la mayoría conductores de taxis, constata el informe del Observatorio de la Violencia.