El hombre relata que siempre mantuvo la esperanza de tocar tierra, puesto que mientras navegaban sin rumbo no perdía de vista la cima de una montaña que se veía en el horizonte. 'Cada 20 minutos levantaba la cabeza, pues el cansancio nos obligaba a recostarnos en la lancha, para ver si la montaña seguía ahí', cuenta Quiñónez Zúniga.
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'Cuando pasaba una embarcación cerca uno se alegraba y luego se perdía (de vista) la embarcación, era duro, no accionaron a hacer nada por nosotros', contó de su lado Torres Méndez. 'Pasó una avioneta como dos veces, como al segundo día, pero pensamos tal vez no nos buscan a nosotros porque siempre le hacíamos señas con la mano, pero no regresaban', 'Vimos avionetas pasar y no nos vieron', confió al canal HCH.
Abner, por su lado, relata que ese día (martes) cuando vio que venía mal tiempo supo que tenían que salir como pudieran de mar adentro, 'en la mañana estábamos a unas cinco millas, me puse a trabajar con el remo y timonear con el motor para agarrar rumbo, teníamos ese cerro cerca y nunca lo perdía de vista'.
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Fue así como llegaron a tierra, sin embargo, desconocían dónde se encontraban. Los hombres caminaron por algún tiempo desde la playa hasta dar con una vivienda propiedad de una persona identificada como Camilo Escobar, quien tras escuchar su relato les brindó toda la ayuda posible. Se encontraban en una aldea de Saraguama, municipio de Puerto Cortés, colindante con el departamento de Atlántida.
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'Me sorprendieron, venir de tan lejos', 'Venían todos mojados y con hambre, el mar les ha puesto una sacudida bárbara', dijo Escobar al confesar que inmediatamente les dio alimento y agua a los náufragos y ofreció trasladarlos hasta un lugar donde pudieron retomar el camino a casa.
Tuvieron que hacer un largo trayecto de dos horas para salir del sector alejado en el que encayaron, avanzaron en lancha para pasar la barra del Chamelecón, luego en carreta y a pie, para finalmente en vehículo llegar hasta la Base Naval de Puerto Cortés, donde les revisaron su condición médica para posteriormente trasladarlos a su lugar de origen en Utila.