Tegucigalpa, Honduras.- Keyno Antonio Amaya, el tercer implicado en el crimen del estudiante de sociología Luis Joel Rivera Perdomo, fue enviado a prisión luego de que un juez le dictara auto de formal procesamiento.
Por este delito, en 2020, la Sala II del Tribunal de Sentencia con Jurisdicción Nacional condenó a Andrés Eduardo Sánchez Bonilla y Anthony Levit Mejía. El hecho se registró el 12 de julio de 2017, a las 8:00 de la noche, en la colonia El Pedregal, de Comayagüela.
De acuerdo con la información, la víctima se encontraba en el interior de su vivienda, ubicada en el bloque 5, en compañía de su familia, cuando Keyno Antonio Amaya, Andrés Eduardo Sánchez Bonilla y Anthony Levit Mejía, junto con varios presuntos pandilleros, le gritaron que saliera de su casa. Le dijeron que los “homies” solo querían hablar con él y que, si no salía, entrarían a matarlo junto con su familia.
Cuando el joven escuchó que ya ingresaban a la vivienda, decidió salir, y fue en ese instante cuando lo sacaron violentamente. Rivera Perdomo trató de salvar su vida sujetándose de un poste de alumbrado público, pero los pandilleros comenzaron a dispararle hasta quitarle la vida. Después de lo sucedido, los criminales se dieron a la fuga.
Según se conoció, Rivera Perdomo había pedido a unos niños de la colonia que dejaran de jugar sobre su carro, ya que estaban dañándolo. Les advirtió que, de continuar, se quejaría con sus padres para que los castigaran.
Una niña, que jugaba sobre el carro, al ver que el universitario se acercaba, saltó y golpeó una de sus piernas. Llorando, dijo a sus padres que el vecino la había golpeado con un palo.
Al escuchar esto, los familiares de la niña buscaron a Luis Joel para reclamarle. En un tono violento, le advirtieron que si no se iba de la casa lo matarían, por lo que supuestamente había hecho contra la menor.
Pasaron los días y, al no ocurrir nada, el universitario y su familia pensaron que el asunto estaba olvidado. Sin embargo, las amenazas se cumplieron, dejando tristeza, impotencia, luto y dolor en cuatro niños, una esposa y una madre que presenciaron todo.
Según versiones de familiares, varios miembros del Barrio 18 esperaban a Rivera. La víctima se encontraba refugiado en el segundo piso de la casa, relató en su momento un hermano.