La capital de Honduras abrió sus ojos con la luz del sol. Decenas se conducían hacia sus centros de trabajo y de estudio cuando de repente se encontraron de frente con el horror.
En un espeluznante hecho al estilo de los carteles mexicanos del narcotráfico fue asesinado un supuesto pandillero cuyo cadáver apareció colgado en un paso aéreo sobre el puente Estocolmo, a tan solo dos cuadras del Congreso Nacional de Honduras y a unos cuantos centímetros de una de las cámaras de seguridad del proyecto denominado Ciudades Inteligentes, sin que hasta ayer los cuerpos de investigación policial tuviesen pistas de los responsables del crimen.
Por unos tatuajes que se le pudieron observar en el pecho, la Policía presume que la víctima era un supuesto miembro de la Mara 18 cuyo cuerpo fue descubierto alrededor de las 5:00 de la mañana, colgado del pasamanos del puente.
El cadáver quedó de frente hacia la zona del barrio Morazán, dando la espalda a la zona de Comayagüela, específicamente la primera avenida.
El cuerpo de la víctima estaba semidesnudo, amarrado del cuello con un lazo, las manos esposadas hacia atrás con aros de presión y presentaba severos golpes contusos en diferentes partes del cuerpo.
Cerca de donde quedó el cuerpo hay una cámara de seguridad pública que apunta hacia el oeste, la cual pudo haber captado los movimientos de los asesinos a la hora de colocar el cadáver en el sector.
Esta es la primera vez que aparece un cadáver en esas condiciones en la capital de Honduras.
Por el tipo de crimen se puede deducir que los autores materiales del hecho intentaban transmitir un contundente mensaje.
Equipos de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC) realizan las averiguaciones orientadas a dar con los responsables del hecho violento.
Motorista de rapidito
Dolientes confirmaron en la morgue de Medicina Forense que el fallecido era motorista de un bus rapidito, quien respondía al nombre de Omar Antonio Cáceres Contreras, de 45 años, quien tenía su domicilio en un sector de la colonia La Vega.
Un testigo relató que el ahora occiso conducía un bus que cubre la ruta del mercado hacia la colonia Calpules y que el jueves a las 3:00 de la tarde fue interceptado por varios hombres encapuchados en la cuesta que conduce a San José de La Peña.
Los hombres armados lo bajaron de la unidad de transporte urbano y se lo llevaron con rumbo desconocido.
Una doliente, de quien por seguridad se omite el nombre, relató que Cáceres Contreras tenía un año de haber regresado de Estados Unidos y desde ese tiempo se dedicó a trabajar como motorista en el transporte urbano.
Agregó que él salió de su casa a la 1:00 de la tarde del día de su desaparición y que dos horas después le informaron que se lo habían llevado unos supuestos agentes de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC), por lo que se trasladó al cuerpo policial.
Prosiguió que le informaron que los captores del ahora occiso andaban con chalecos antibalas, gorros pasamontañas, pistolas y chapas de la DNIC, pero que al llegar a ese cuerpo policial negaron que estuviera detenido.
Al consultarle si pertenecía a una mara, respondió que “él no estaba dedicado a las pandillas aquí”.
Confió que en Estados Unidos se había retirado de esa organización y que en aquel país le extendieron un documento para que pudiera trabajar.
La pariente pidió que se haga una investigación para que este crimen no quede en la impunidad y “quiero que se haga justicia”, dijo.
Tigre molesto
Sobre el particular se le consultó al director de la Policía Nacional de Honduras, Juan Carlos Bonilla, en relación a ese tipo de crímenes y en tono molesto contestó que “yo creo que ustedes casi siempre lo que les importa es lo que da impacto”.
Quiero decirles, expresó, que nosotros hemos capturado a responsables y recuperado a personas, en parte, sindicadas como miembros de la Mara 18 que han estado listas para ser decapitadas.
Confirmó que trabajan en Tegucigalpa y San Pedro Sula en la investigación de esos crímenes y que ya algunos implicados han sido remitidos a la Fiscalía.
Expertos en criminología advierten que este tipo de crímenes solo se ven en países como México, cuyos autores son grupos del crimen organizado.
Colgar a gente es marcaje de territorio
Como una “mexicanización del país” calificó el hallazgo de un cuerpo colgado del paso aéreo sobre el puente Estocolmo un experto en criminología consultado por EL HERALDO, pero que por lo delicado del tema prefirió el anonimato.
“La mexicanización se refiere a la forma criminal que está invadiendo a nuestros egresados que vienen de México, las personas migrantes que están viniendo de esos territorios”, expresó.
Manifestó que las formas criminales de colgar la gente en los puentes son como marcaje de territorio de parte de grupos antisociales que operan en el país.
Agregó que ese tipo de hechos son típicos de grupos criminales organizados que son interminables en el territorio.
Lo que está aconteciendo en Honduras, dijo, es un fenómeno de descomposición social sumamente impresionante, donde no hay respeto a la ley y no hay búsqueda a través de los sistemas judiciales.
El experto advierte que en el mes de octubre se pueden incrementar mucho más los crímenes si no se toman las medidas correspondientes.