COPÁN, HONDURAS.- Otra explosión de una cohetería se registro en horas de la madrugada de este domingo en el sector de Nueva Arcadia, departamento de Copán, al occidente de Honduras.
Según información preliminar, se trataría de una bodega de cohetería perteneciente a la popular familia Pinto del mencionado sector, quienes se dedicaban a la venta de pirotecnia desde hace muchos años.
Sin embargo, el pavoroso incendio también arrasó con cuatro viviendas vecinas, vehículos y motocicletas que estaban a su alcance dejando así millonarias pérdidas materiales.
Los habitantes de las viviendas fueron rescatados por sus vecinos y minutos después llegaron miembros del Cuerpo de Bomberos para intentar sofocar el fuego.
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Algunas personas presentaron lesiones leves a causa del siniestro, mientras otras tuvieron episodios de shock al ver su vivienda en llamas.
La detonación se reportó en horas de la madrugada y supuestamente se mantuvo latente durante aproximadamente dos horas en las que logró expandirse.
Hasta el momento se desconoce el origen de la explosión, pero serán las autoridades que realicen la investigación para esclarecer la situación y evitar futuros accidentes.
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Otro caso similar
Este es el segundo incendio que se reporta en el departamento de Copán en los últimos días, pues el primero se registró el pasado miércoles 27 de julio cuando una cohetería artesanal explotó causándoles fuertes quemaduras al menos a seis personas, de las cuales murieron dos jóvenes.
Cristian Alexander Miranda Arita de tan solo 16 años, Benjamín Gamaliel Perdomo, de 29 años y Fabricio Bueso de 12 fueron las víctimas.
El padre de Benjamín Gamaliel Perdomo, quien lleva el mismo nombre, se mostró destrozado por lo ocurrido, además lamentó que su hijo deja a un niño de dos años y a su esposa, a quienes asegura seguirán apoyando como familia.
Por su parte, la madre de Cristian Alexander lamentó, entre lágrimas, que su hijo tenía un poco más de seis meses de laborar en la fábrica de productos pirotécnicos y jamás imaginó que un hecho como este podría ocurrir.
Mientras que Florentino Bueso, padre de Fabricio, relató con su rostro desencajado que ese fatídico día él se levantó temprano, preparó café y le dio una taza a su hijo, quien minutos después fue a llamar a sus primos para irse a trabajar al negocio de pirotécnias.
“Era un niño bien portadito, bien educado. No era malcriado, con la madre y con el padre era lo mismo”, dijo el hombre de avanzada edad al recordar a su vástago.
El accidente habría ocurrido cuando una persona realizaba trabajos de soldadura en un lugar cercano y una esquirla cayó sobre el material pirotécnico.
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