LA CEIBA, HONDURAS.- La Rosita es una aldea frente al mar Caribe en Esparta, Atlántida. Para llegar se recorren 30 kilómetros a través de una calle de tierra que se toma en un desvío en la comunidad de Siempre Viva.
Es en este remoto caserío rodeado de bonitas playas, de cultivos de palma africana, granos básicos y haciendas ganaderas donde Carlos Arnoldo Lobo creció como pescador viviendo en condiciones precarias.
La vida de “El Negro” Lobo cambió drásticamente en el 2002 cuando tenía 28 años al comenzar a trabajar con el capo Francisco Javier Zelaya. Desde entonces comenzó a amasar una gran fortuna producto del trasiego de droga.
En La Rosita, “El Negro” Lobo adquirió unas 500 manzanas de tierra cultivadas con palma africana y haciendas, las que le fueron incautadas tras su detención en 2014.
En un recorrido se constató que al menos unas 300 manzanas de estas propiedades están invadidas debido a que no existe vigilancia por parte de las autoridades.
Las elegantes viviendas que se construyó “El Negro” Lobo en su pueblo y que contrastan con lo humilde del sector, fueron desmanteladas por los aldeanos y se robaron puertas, ventanas, inodoros y otros objetos de valor. “Las vacas las desaparecieron, los mismos trabajadores las vendían, algunos decían que se morían. Como no hay seguridad, la misma gente se quedó ahí”, dijo un habitante del sector