CORTÉS, HONDURAS.- Un bebé lloraba desesperadamente, pero nadie alcanzaba a imaginar la angustia que sentía. Su madre yacía sin vida y él estaba solo, sin nadie a su cuidado, posiblemente desde hace dos días.
El hambre, el frío y la necesidad de ver un rostro familiar provocaron que el pequeño de apenas dos años de vida llorara tan fuerte que los vecinos se acercaran para saber lo ocurrido.
Al tocar a la puerta y ver que nadie atendía, los habitantes del barrio La Cieneguita en el municipio de Puerto Cortés, tomaron la decisión de forzar la puerta e ingresar para verificar que todo estuviera en orden y se encontraron con una terrorífica escena.
Kimberly Mejía, la madre del menor, estaba muerta en el baño del pequeño apartamento.
El hallazgo ocurrió el martes 11 de octubre, pero según información difundida por la Policía Nacional, la joven de 23 años tenía alrededor de dos días de haber fallecido.
Fue así que el menor tuvo que convivir todo ese tiempo con el cuerpo sin vida de su progenitora, deambulando por la vivienda, sin entender qué ocurría.
Inicialmente no se revelaron las causas de muerte de la joven madre, pero este miércoles (12/10/22) se informó que durante la autopsia se el encontró un orificio de arma de fuego en la cabeza, por lo que se asume que el certero disparo fue lo que le provocó la muerte.
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“Según el dictamen del médico forense que llegó a la escena, la persona presentaba una lesión en la región occipital (cabeza) producida por arma de fuego, la característica de la escena del crimen apunta que el responsable del crimen pudo haber sido cercana a la víctima”, reveló un policía identificado como Miguel García.
De momento, las autoridades evalúan que por los indicios en la vivienda y las características propias del crimen, podría tratarse de un feminicidio, cometido posiblemente por un hombre, sin embargo, serán las investigaciones las encargadas de esclarecer la situación.
De momento se desconoce si Mejía había recibido amenazas o temía de alguien en específico.
Versiones en la escena del crimen indicaron que Kimberly Mejía era originaria del municipio de Choloma, en el mismo departamento de Cortés, pero que hace unos días se había mudado a Puerto Cortés para establecerse en la zona.
“Ella era mi amiga, tenía no más de 10 días de estar viviendo aquí, era de Choloma y hasta hace poco que se pasó a vivir aquí”, dijo una mujer cercana a la víctima.
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Según la fémina, la madre de Kimberly le avisó que no sabía nada de ella desde las 2:00 de la tarde del 9 de octubre, por lo que preocupada, intentó obtener información sobre ella a través de amigos y otros familiares. Pero no tuvo éxito.
En medio del dolor y la consternación por el hecho violento, personas allegadas a la víctima se consolaban porque el o los atacantes perdonaron la vida y la integridad física del infante, aunque la emocional haya sido violentada de por vida.
De momento, el menor está siendo cuidado y asistido por la Dirección de la Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf) y por parientes de la malograda víctima.
