San Pedro Sula, Honduras
Una cena con baleadas le apagó la vida a un menor de edad y tiene en estado de gravedad a sus dos hermanitos.
“Me han detenido porque dicen que a propósito envenené a mis hijos y no es así, yo solo les hice unas baleadas, no pensé que estaba envenenada esa harina”, dijo llorando Francisca Mabel García, madre de los tres menores.
El hecho se produjo en la colonia Godoy 2, en el sector de Trincheras, Choloma, Cortés, donde la familia se preparaba para cenar.
La mujer contó que mientras hacía las tortillas, sintió que la harina olía mal, pero verificó que el producto no estaba vencido.
Ellos cenaron alrededor de las 7:00 de la noche y dos horas después el pequeño Edgardo Ariel Reyes (6), quien ya estaba dormido, comenzó a tener malestares.
“‘¡Mami, ya no aguanto; mami, ya no aguanto!’, se agarraba la pancita y empezó a echar espuma por la boca”, relató la madre llorando.
El niño fue remitido en una ambulancia al hospital regional del Instituto Hondureño de Seguro Social, donde falleció.
“Llegando al hospital el niño ya iba casi muerto, yo lo llevaba chineadito y en mis brazos dio el último suspiro, no pudo resistir”, expresó.
Las baleadas también fueron consumidas por el padre del menor fallecido, Edgardo Reyes Mancía, su hija de ocho años y un bebé de nueve meses, quienes permanecen internos en un centro asistencial en estado delicado.
Tras el hecho, la madre de los menores fue capturada por agentes de la Dirección de Investigación Policial (DPI) para realizar la investigación y determinar su responsabilidad.
“Yo no le eché nada a la harina, lo juro por Dios que está en los cielos, solo le eché agua. Yo no la compré, ya estaba comprada”, aseguró la angustiada madre al afirmar que también ingirió las baleadas y tuvo vómito y diarrea.
“Era un niño que le gustaba ir a la escuela, era bien inteligente, le gustaba jugar fútbol... No creo que ella (la madre) haya sido capaz de envenenar a sus hijos, los quiere, se le nota”, aseguró una pariente.
