TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Comenzaba a vivir... A sus 18 años de vida, Mía Pamela Cáceres Ordóñez tenía un porvenir prometedor. Sus estudios en una universidad privada de prestigio en el país y el apoyo incondicional de sus padres reflejaban una vida llena de éxitos y muchos logros personales para ella.
La noche del sábado 6 de julio, convinieron entre varios amigos originarios de Tocoa y compañeros de la universidad, reunirse en un lugar para departir y pasar un rato ameno fuera de las aulas universitarias.
A las 11:30 de la noche, Mía Pamela decidió retirarse por un momento de la reunión, con la promesa a sus amigas de que regresaría nuevamente. El lugar de la cita juvenil no se estableció, aunque al parecer fue en un sitio turístico en la periferia de la ciudad.
La última comunicación
Sus amigas vieron extraño que pasaban las horas y que Mía no regresaba, sin saber el lugar exacto o con quién se había reunido.
Ya en la madrugada del domingo, a las 3:26 de la mañana, una de las amigas logró contactarse con Mía Cáceres. Vía mensaje contestó que estaba bien y que ya se iba a regresar para estar con ellas nuevamente. Fue la última comunicación con ella.
Para sus amigas y paisanas de Tocoa se les hizo extraño que su GPS les marcara la ubicación del teléfono celular en el anillo periférico, en las cercanías de la Universidad Tecnológica de Honduras (UTH), y que no se moviera por un buen tiempo.
Sin que ninguna de ellas se lo imaginara, a las 4:50 de la mañana, aproximadamente, un carro Honda Civic color blanco, con placas HAF 9956, se estrelló violentamente contra el poste de una valla publicitaria de una estación gasolinera en el anillo periférico, justo donde les indicaba el GPS del celular de Mía.
El vehículo tipo turismo quedó hecho añicos, incrustado en la columna de acero que sostiene el rótulo frente a la gasolinera, en las cercanías de la UTH, en el carril hacia el sur que conecta la colonia Kennedy con la zona de La Cañada.
El Cuerpo de Bomberos de Honduras recibió la alerta del accidente a las 4:57 de la mañana. Una unidad especializada para atender este tipo de casos se movilizó de inmediato al sitio que les habían indicado.
Al llegar al lugar, los rescatistas se percataron que dentro del automotor, en el asiento del copiloto, estaba el cuerpo de una persona; minutos después corroboraron que se trataba de una dama, pero ella ya estaba sin signos vitales.
Para desdicha de quienes le amaban, se trataba de la joven universitaria Mía Pamela Cáceres Ordóñez.
La tocoeña acompañaba a dos jovencitos más, a quienes paramédicos del 911 rescataron con vida sólo unos minutos antes de la llegada del Cuerpo de Bomberos. Uno era el conductor del carro y el otro viajaba como pasajero en la parte de atrás y fueron llevados al Hospital Escuela (HE).
Dentro y alrededor del vehículo hallaron varios envases de cervezas, algunas todavía sin consumir, razón por la que se maneja podrían haber estado bajo la ingesta de bebidas alcohólicas.
Su corta carrera
Mía Pamela cumpliría 19 años el próximo 27 de julio y tenía escasos cinco meses de vivir en la capital junto a su hermano mayor, también estudiante universitario.
Llegó a la ciudad para continuar sus estudios en la carrera de Arquitectura en la Universidad Católica de Honduras (Unicah), después de cursar el primer año en el campus de esta universidad en Tocoa. Era pasante del segundo año de dicha carrera.
Era hija de dos pastores evangélicos muy reconocidos en la zona atlántica del país y sobre todo en Tocoa, su ciudad natal. Se trata de Mauricio Cáceres y Pamela Ordóñez, quienes hoy lloran la partida de su pequeña hija.
Los restos mortales de Mía Cáceres fueron retirados a eso de las 12:00 del mediodía del domingo de Medicina Forense, en medio de mucha consternación de familiares, sus amigos y compañeros de universidad.