PASAQUINA, EL SALVADOR.- A las 7:45 de la noche del domingo anterior, la Policía Nacional de Honduras entregó en la aduana El Amatillo, a la Policía Nacional Civil de El Salvador, al ciudadano salvadoreño Manuel Alberto Coto Barrientos; casi una hora después, una tragedia inimaginable ocurriría en torno a la operación policial.
El salvadoreño fue capturado la noche del sábado en el puesto de control policial ubicado en Pavana, Choluteca, cuando transitaba de forma irregular por el territorio hondureño. Manuel Coto iba en compañía del nicaragüense Juan Antonio Torres Varela, quien hacía el trabajo de coyote, con la misión de llevarlo hacia Estados Unidos. Ambos fueron detenidos y llevados a los juzgados en la ciudad de Choluteca.
En primera instancia Coto Barrientos se hizo pasar como un hombre de origen ecuatoriano, asegurando llamarse Carlos Bracamontes Cárcamo, sin embargo, al consultar en la base de datos de la Policía Internacional (Interpol) arrojó que este tenía una alerta roja internacional y que no era ecuatoriano, sino, salvadoreño.
Entrega
Las autoridades hondureñas hicieron los trámites pertinentes para la entrega inmediata de Manuel Coto a sus homólogos salvadoreños. Después de corroborar todos los datos, un contingente policial lo trasladó desde Choluteca hasta la frontera terrestre con El Salvador, en El Amatillo, Valle, donde se realizaría la entrega.
Bajo una pertinaz llovizna, el extranjero fue entregado a la Policía Nacional Civil (PNC) de El Salvador en el puente que une a las dos naciones sobre el río Goascorán. El comisionado de Policía, Carlos Estrada Pacheco, hizo la entrega oficial al general Mauricio Arriaza Chicas, director general de la PNC.
El proceso de entrega duró apenas unos seis minutos y rápidamente Coto Barrientos fue subido a una patrulla policial de su país, custodiado por agentes del orden; a unos metros, en suelo salvadoreño, lo esperaba un helicóptero de la Fuerza Aérea Salvadoreña (FAS). Después de cruzar la aduana salvadoreña, el capturado fue subido a la aeronave militar y junto a él abordaron seis personas más, entre ellos varios jerarcas policiales.
A las 8:24 de la noche, el helicóptero Bell UH-1H de la Fuerza Aérea Salvadoreña despegó de la frontera con Honduras. El vuelo duraría una hora y trece minutos para llegar a la ciudad de San Salvador, a 243 kilómetros de su punto de despegue.
La nave tomó vuelo sin importar la lluvia que caía en ese momento y en medio de la oscuridad. Aproximadamente ocho minutos después de haber despegado, a unos 25 kilómetros de distancia del punto de despegue, sobre la aldea San Eduardo, perteneciente al municipio de Pasaquina, departamento de La Unión, el helicóptero Bell UH-1H de la FAS se estrelló cerca de las viviendas en San Eduardo.
Confirmación
A las 11:14 de la noche del domingo, la FAS confirmó el percance aéreo y a las 21:41 de la mañana del lunes (ayer) también reconocieron la muerte de las nueve personas que iban en el helicóptero. En la nave viajaba el general Mauricio Arriaza Chicas; los comisionados Douglas Omar García Funes, subdirector de Áreas Especializadas Operativas de la PNC, y Rómulo Pompilio Romero Torres; el cabo Abel Antonio Arévalo, y el subsargento Gerson Ricardo Batres Lucero.
Las otras víctimas del accidente son los tenientes de aviación Jonathan Alexander Raymundo Morán y Alexis Alberto Quijano López, además del periodista gubernamental David Herman Cruz Guevara y el mismo Coto.
El presidente Nayib Bukele lamentó en su cuenta de X el trágico suceso y dijo que Arriaza Chicas “fue una pieza fundamental”.
Además, que “no fue cualquier director de los que ha tenido la Policía; fue el director de la Policía del Plan Control Territorial, del Régimen de Excepción y de la Guerra Contra las Pandillas”.
