Talanga, FM
“Hoy no tenía qué darles de comer a mis hijos, es una bendición la que nos han traído, que Dios los bendiga a todos”, fueron las palabras de Suyapa Zúñiga.
La señora es madre de seis hijos, cuatro niñas y dos varones, estos dos últimos con discapacidad.
A media mañana el sonido de dos vehículos interrumpió la labor que desempeñaba al limpiar el patio de su casa.
Y es que desconocía que le llegaría una inusual ayuda, pues era la primera ocasión en que recibiría apoyo para mejorar las condiciones de su familia, en especial de sus varoncitos.
En uno de los automotores viajaban los reporteros de EL HERALDO, quienes con ayuda de la organización Capacitación, Educación, Producción, Unificación, Desarrollo y Organización (CEPUDO), apoyarían a la familia.
Una mesa, seis sillas, dos colchones y cinco mil lempiras en víveres que les envió un buen samaritano de San Pedro Sula eran parte de las ayudas a entregar.
En el otro automóvil se había desplazado el personal de la Secretaría de Desarrollo e Inclusión Social (Sedis) de la Dirección de Discapacidad, quienes desde Tegucigalpa madrugaron para ser parte de la jornada solidaria.
Los representantes de Sedis se trasladaron al hogar de los Zúñiga Martínez para entregar una silla de ruedas a César Martínez, de seis años, quien padece distrofia muscular.
Travesía
La familia reside en la comunidad El Ocotal, jurisdicción de Talanga, sitio donde -a causa de las lluvias- las calles se encuentran en pedazos, sumado a que se debe atravesar una quebrada, obstáculos que fueron vencidos por una causa solidaria.
Al llegar a la vivienda, los pequeños César y Víctor Zúñiga se encontraban en la cocina, lugar donde quizás esperaban encontrar algún alimento, aunque el fogón se encontraba apagado. Sobre la mesa de madera rústica no tenían ni un vaso con agua.
Los niños y su madre estaban a la espera del retorno del jefe del hogar, César Martínez, que había salido en busca de alguna oportunidad laboral en el campo, aunque desconocían si regresaría con alimentos.
Sin embargo, de un momento a otro todo cambió, una canasta de víveres y dinero fueron depositados en manos de la familia. “Es lindo ver la felicidad en los niños al recibir un beneficio gracias al programa Honduras para Todos”, manifestó Luis Alemán, representante de Sedis.
La brújula de la solidaridad minutos más tarde nos dirigió hasta el municipio de Cedros, Francisco Morazán.
Un camión cargado con colchones, mesas y sillas fue conducido por angostas calles hasta llegar a la casa de cinco familias.
Fue así que se llegó a una humilde vivienda construida con horcones de madera, adobe y tejas donde vive una pareja de ancianos, Miguel Torres y Guadalupe Romero, junto a su hija Nolvia, una persona con discapacidad auditiva.
Con mucha alegría y sorprendida, Romero se puso de pie con ayuda de un bordón para agradecer el donativo.
“Estoy muy feliz, esta es una gran ayuda”, dijo la anciana de 78 años.
Unos metros más adelante, sobre la misma estrecha vía, se llegó al hogar de la familia Sánchez López, donde se encontró a los niños Héctor y Carlos, ya que sus padres se encontraban fuera del hogar.
En el interior de la casa en alquiler que habita la familia, que por ser antigua y de bahareque pareciera que está por hundirse, no había ni mesa ni sillas.
Es por eso que ambos pequeños, al conocer que les donaríamos una mesa y sillas, saltaron de emoción.
Y es que a partir de ese momento contarían con el mobiliario para hacer sus tareas e ingerir los sagrados alimentos.
Luego, al regresar al centro del municipio, salió a nuestro paso Rufino Pérez y su esposa Trudis, quienes, contentos, recibieron otra mesa y sillas.
Dos familias más
También en el sector de Villa Cepudo se benefició a dos familias de escasos recursos económicos, que se mostraron agradecidas por la ayuda que se les otorgó.
Dos colchones, dos mesas y doce sillas fueron parte de lo que recibieron familias que están a cargo de madres solteras.
La jornada culminó en horas de la tarde, momento en que el equipo de EL HERALDO tomó camino rumbo a la capital.