Pese a su sobredosis de optimismo, el dolor sigue latente y su lucha emocional por superar aquel trágico incidente todavía golpea su pecho como si eso hubiese ocurrido ayer.
Nuestro héroe nos abrió su corazón en su casa de habitación en la colonia El Mojote de esta capital, sentado junto a su cama compartió la dura realidad que enfrenta a diario para no derribarse ante las adversidades, “mi lucha es emocional, voy a cumplir seis años de esto y no es fácil hoy, pero este día es especial porque Dios lo hizo para mí”, confesó el valiente hombre de oficio albañil.
Mientras él continúa con su confesión, su conmovedor relato confronta, inspira y sacude hasta las fibras más sensibles del corazón al escuchar sus constantes frases de automotivación con las que intenta no apagar el brillo de su sonrisa ni sus deseos de salir adelante, “muchas veces me quiero quejar, sintiéndome triste por lo que me acontece, pero le doy gracias a Dios porque puedo ver, hablar y escuchar... soy un hombre bendecido, cada día para mí es una bendición”, comentó López.
“Yo soy hondureño, catracho de corazón, tengo 47 años de edad, soy esposo, padre y abuelo. Me dedique más de 25 años a trabajar en la albañilería y esa fue mi habilidad, mi talento, los que me conocen saben que soy un hombre trabajador”, afirmó el profesional de la construcción.
Su optimismo y energía contagian a tal punto que él no se cansa de agradecerle a Dios por su vida y aun antes de su accidente con devoción se encomendaba al Creador antes de iniciar su jornada: “Cada mañana que yo salía de mi casa al trabajo yo me arrodillaba con mis rodillitas, le pedía a Jesús: Dios, guárdame, guarda mi casa, mi trabajo y mis hijos, mi esposa, mi nieto. Tengo tres hijos, dos niñas y un varón, ellos ya son independientes, hoy mi prioridad es mi esposa y yo”, relató.¿Cómo es un día en la vida de don Enrique?
El héroe respira profundo y confiesa: “Usted lo está viendo hoy, ha llegado a mi casa y ve que ese es mi tormento... trato de tener un espíritu contento y gozoso porque Dios no nos ha dado un espíritu de poder, entonces si yo creo en la palabra yo me voy a mantener en la palabra porque es la que me mantiene vivo”, dijo don Enrique mientras intentaba secar sus lágrimas frotando su rostro sobre sus hombros. Su día transcurre entre su casa y algunos paseos esporádicos en la estación de buses de la zona, durante este tiempo, él comparte un mensaje de esperanza a todas las personas, en especial a quienes tienen alguna discapacidad y creen que no pueden salir adelante y lograr sus sueños.
Cuando sale de su casa lo hace con su inseparable silla de ruedas, 'tengo mi nave, esta silla de ruedas que le puse retrovisores, camino en ella y me pongo en cualquier parada de buses en una esquina a decirle a todo mundo 'Dios le bendiga' y porque Dios escucha y su palabra nunca vuelve vacía y siempre vengo con algo de comida a la casa, porque el pueblo hondureño es bello y el catracho es la gente más bella de esta tierra, y yo me siento bendecido', asegura.Aunque a veces afirma 'es una nueva vida que no la entiendo, no la comprendo', don Enrique reconoce que él y su familia necesitan terapia psicológica ya que aún no ha asimilado nada, por lo que también entre sus prioridades está encontrar un especialista que le ayude a encontrar su paz interior a plenitud. Si desea sumarse a esta campaña y cambiarle la vida a este valiente hondureño puede depositar sus donaciones en la cuenta de ahorro # 21 119 0006 353 en Banco de los Trabajadores a nombre de Alejandra Canales Chirinos con número de identidad 0801 1985 08983,también puede comunicarse al teléfono 9442-1375 (EL HERALDO), o abocarse a las oficinas de diario EL HERALDO en colonia Loarque, salida al sur frente a Ferromax.
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