TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Este agónico 2020 fue diferente, doloroso y lleno de retos para los hondureños, pero a pesar de las dificultades, la llegada de la Navidad comienza a destellar una luz de esperanza entre los capitalinos.
En esta atípica época, los lugares que fueron sede para villas navideñas en años anteriores, como la Villa Olímpica, ahora son el refugio de unas 200 personas que lo perdieron todo por las tormentas Eta y Iota, y de manera reciente ocho familias del barrio La Bolsa que fueron afectadas por un pavoroso siniestro que redujo a cenizas sus hogares.
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En tanto, el covid-19 cerró las puertas del Bazar Navideño en el Juan Pablo II y ahora es un centro de triaje para enfrentar la crisis sanitaria en el país.
Sin embargo, el ímpetu de la Navidad ya invadió la capital y ahora la ciudad se convirtió en una gigantesca Villa Navideña, en la que sus pasajes iluminados por miles de luces destellan en las calles, rotondas y túneles.
Ani Zacapa, gerente de Turismo de la municipalidad, informó que se decoraron 15 puntos de la ciudad, como los bulevares Juan Pablo II y Centroamérica y se omitió la decoración de parques para evitar que se generen aglomeraciones.
Villas Navideñas
José Coello, vocero de las Fuerzas Armadas (FF AA), informó que se decidió abrir con restricción de ingreso la Villa Navideña en Campo Parada Marte. Para acudir se debe ingresar con mascarilla y mantener el distanciamiento social.
También en la sede de la Policía Militar de Orden Público y en la Fuerza Aérea Hondureña hay nacimientos para recordar el sentido de la Navidad.
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Felipe Pineda, vicepresidente del Colegio de Psicólogos de Honduras, manifestó que las plazas dan una alegría y relajamiento a las personas, pero recomienda tener precaución con las aglomeraciones, pues no es momento de bajar la guardia contra el covid-19.