Tegucigalpa

Bajo el asedio del abandono viven los ancianos en asilos

Las Naciones Unidas prevé que para el 2030, habrá aumentado la población adulta mayor y esa cantidad superará el número de jóvenes en el mundo, a la vez insta a estar más atentos de los ancianos
18.03.2023

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Un ambiente de desolación, decadencia física y carencia de alimentos, es la dura realidad que se vive en los centros de refugio públicos, donde residen cientos de adultos mayores, en Tegucigalpa.

Un equipo periodístico de EL HERALDO constató las necesidades de los abuelitos, que cada día se aferran a la vida tras largas décadas de abandono, recuerdos y esperanzas.

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Falta de medicamentos para tratar la hipertensión arterial y diabetes, camas en mal estado, deterioro de las instalaciones físicas y ausencia de donantes, es la amarga verdad.

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La sorpresa es que detrás de un rostro entristecido, una mirada serena y profunda, siempre hay una historia que compartir.

Conversar con algunos de ellos es como ir a una terapia conductual (modifica nuestra manera de pensar para cambiar la forma de actuar), al ver y escuchar las historias de muchos pacientes que, en su estado de seriedad y silencio sepulcral, pareciera no hay forma de abordarlos.

La sorpresa es que detrás de un rostro entristecido, una mirada serena y profunda, siempre hay una historia que compartir.

Testimonio

Doña Julia, una señora de 80 años, es parte del grupo de ancianos que están albergados en el Centro de Día y Reposo para el Adulto Mayor Abandonado y Desprotegido (CEDER), en el barrio El Centro, de la capital.

Le gusta ver telenovelas y tiene más de una década de vivir allí. Narró con voz suave y pausada que su esposo llega todas las mañanas a visitarla unos minutos al balcón de su ventana, él le indica la ropa que debe vestir durante el día y ella hace lo que su amado le pide.

Se acomoda su corta y blanca cabellera, debe verse bien porque en horas de la tarde tendrá la segunda visita del amor de su vida en el mismo balcón. Físicamente pareciera estar muy lúcida, pero el padecimiento de la demencia senil avanza cada día y es evidente en esta imaginaria y romántica historia de amor que vive a su manera.

Doña Julia no tiene a nadie más que a sus 11 compañeros de sala, todos con un avanzado deterioro de la salud, sólo se sabe que es de la frontera con Nicaragua, pero se deleita al ver las escenas de las telenovelas en un enorme televisor antiguo color gris instalado en el lugar.

“Ahora mismo yo no tengo una verdura”, expresó Marilys Matos, directora del asilo, aunque resalta que los abuelos nunca se han acostado sin comer, se aferra a la fe y a la esperanza de cumplir la promesa que hizo a su fallecido esposo quien inició rescatando ancianos de la calle.

En Tegucigalpa hay al menos ocho asilos que albergan cerca de 200 ancianos.

A la vez, solicita frutas, leche descremada, atención psicológica e hizo un llamado a las universidades e instituciones educativas que desarrollen proyectos como parte del trabajo social y en el caso de los estudiantes de psicología en el proceso de práctica profesional.

Asimismo, atribuye que la inflación que se vive en el país es la causa principal de la ausencia de donantes. Y como de costumbre, en los 22 años de fundación, necesita personal de enfermería, voluntarios con el don de servicio y apoyo de las instituciones del gobierno.

En Tegucigalpa hay al menos ocho asilos que albergan cerca de 200 ancianos, y en el que la mayoría de los residentes viven en precarias condiciones, excepto unos pocos, que reciben donaciones de empresas y familias, para sobrevivir. Para ayuda llame a los números 9534-3258 y 9492-8041.

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