TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Víctimas de atascos que parecen infinitos, entre la desesperación, consumo de combustible y pérdida de tiempo, algunos conductores capitalinos sostienen que con el tercer carril en la salida al sur todo cambiará para bien.
Casi de manera intuitiva, los consultados estimaron que la movilidad vehicular mejora con ampliaciones, sin considerar que aumentar carriles podría generar colaterales.
Demanda inducida
Al igual que la ley de la demanda, donde precios bajos provocan aumento en el consumo, en la movilidad urbana el fenómeno se replica e inevitablemente, más carriles o vías derivarán en más vehículos en las calles al activarse de manera artificial la demanda.
Sin olvidar que los datos del Instituto de la Propiedad (IP), hasta el 10 de octubre, revelaron que el parque vehicular en el Distrito Central era de 577,655 automotores, es imposible generar un flujo ininterrumpido de tránsito en vías que según la Alcaldía solo soportan 250 mil vehículos.
Pese a eso, la realidad del municipio incluye propuestas de ampliaciones, de hecho, el pasado gobierno local le apostó a esas obras y destinó unos 229 millones de lempiras en obras en el bulevar Fuerzas Armadas (FF AA), anillo periférico y salida al sur.
Nuestra realidad
José Mendoza, titular de la Gerencia de Movilidad Urbana (GMU), explicó que “un tercer carril sin estudios previos de crecimiento y tráfico atraído generará un caos verdadero”.
Sin embargo, si se construyen considerando proyecciones de crecimiento poblacional y vehicular (que en la capital es de un 8% anual) a un plazo de 20 años sí tendrán buenos resultados.
“Los terceros carriles en el anillo periférico están cortados, por ejemplo Villa Nueva, el parque empresarial, salida al sur, aeropuerto, Las Uvas, no hay una secuencia normal, están cortados y eso genera embudos”, explicó.
Entonces si más carriles motivan a conducir más, ¿cuál es la solución? El experto indicó que la clave es que los estudios de ampliaciones tienen que tener la visión no del momento y sí de futuro.
También puntualizó que todo diseño geométrico tendría que presentar alternativas como rutas alternas u obras complementarias y ejemplificó vías determinadas para sectores específicos, así como las restricciones vehiculares que limiten la cantidad de automóviles en el Distrito Central.
Sobre el tema, el arquitecto Dino Rietti estimó que los terceros carriles son importantes pero tienen que estar acompañados de bahías y calles auxiliares que no interrumpan la velocidad.
“Es vital dejar paradas de buses, también carriles de aceleración para salir a calles secundarias. Las autoridades tienen que considerar que hay calles principales y de barrio pero lo principal es la educación vial”, manifestó.
Por su parte, el ingeniero Jorge Paz opinó que aunque exista demanda inducida, se generará un caudal porque al final los terceros carriles son una solución puntual pero no estructural a un problema que va más allá.
Indicó que se necesitan obras en un contexto de generar soluciones a problemas conectados con su origen.
“El problema es global ya que la movilidad social ha cambiado, ahora mucha gente tiene posibilidad de adquirir vehículos, sin embargo invertir en proyectos a un plazo de 30 o 50 años tienen un gran costo y no podríamos hacerlos”, concluyó