Muchos capitalinos con acceso al agua potable siempre están pendientes del día y la hora que llega el vital líquido a sus barrios y colonias. Preparan sus cisternas, barriles y pilas para abastecerse lo suficiente.
Sin embargo, son pocos los ciudadanos del Distrito Central que llenan su recipiente de agua para tomar y ni cuando llega directamente de la red se atreven a beber, pues consideran que no es apta para consumo humano.
Ante esta desconfianza de la calidad de agua, los capitalinos optan por comprarla a diferentes empresas que la purifican para comercializarla en botellones y bolsas de plástico de diferentes tamaños.
Efraín Ortiz, ciudadano de Comayagüela, opina que, aunque la Unidad Municipal de Agua Potable y Saneamiento (UMAPS) realice el tratamiento respectivo para la potabilización, esta “pierde pureza cuando cae en los tanques de reserva en las casas, razón por la cual uno trata de consumir agua en botellones”.
Por su parte, el capitalino Jorge Flores consideró que el agua de Tegucigalpa no es apta para consumo directo, es decir, para tomar, debido a que “la tubería es vieja y se contamina en el recorrido”.
Gasto
En un monitoreo realizado por EL HERALDO se pudo constatar que un hogar constituido por cuatro personas prefiere invertir entre 100 y 135 lempiras semanales en compra de agua embotellada.
Es de resaltar que el costo depende de la marca. Se conoció que el precio de un botellón de cinco galones varía de 30 a 45 lempiras.
A pesar de que el agua comprada para beber no es considerada parte de la canasta básica, es un presupuesto que el capitalino tiene que gastar cada semana.
Es apta para tomar
Según Francisco Zepeda, coordinador del Sistema de Producción de UMAPS, “el agua que proporciona la Unidad de Agua Potable y Saneamiento es apta para consumo humano”.
No obstante, reconoció “que la desconfianza de la población se debe a que el sistema de distribución doméstico, o sea, la red terciaria, solamente está presurizada al 50% de tiempo, y al no estarlo las 24 horas, siempre hay riesgo por contaminaciones cruzadas”.
El experto mencionó que otro factor que influye para no tomar directamente el agua potable en la capital es la cultura, pues muchos no limpian las pilas y cisternas.
“Nosotros mismos no tenemos confianza de beber, pues tenemos conciencia de que la cisterna donde la almacenan ya tiene tal vez un año de no limpiarla”, aseveró.
Por su lado, el epidemiólogo Manuel Sierra expresó que “con todas las limitantes, UMAPS hace un esfuerzo para proporcionar agua para el consumo humano, con un riesgo mínimo”.
Refirió que si esta agua no fuera apta para consumo humano, “estuviéramos nadando en epidemias”.
En tanto, recomendó a toda madres que tiene un recién nacido, “si le va a dar biberón con agua de la llave, que la hierva por cualquier cosa”