TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Después de sus 31 años, el complejo habitacional Ciudad Mateo sigue ahí como una evidencia de negocios turbios, impunidad, estafa para el Instituto de Jubilaciones y Pensiones de los Empleados Públicos (Injupemp) y una amenaza real para la subsistencia de los capitalinos.
El derrumbe en septiembre de un centenar de viviendas en la colonia Guillén, de esta capital, y la gran cantidad de familias damnificadas, ha sacado a relucir nuevamente la posibilidad de habitar temporalmente la etapa uno del proyecto Ciudad Mateo.
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El alcalde Jorge Aldana en su momento planteó la idea de llevar a los damnificados las casas ubicadas en la etapa Altos de las Tapias, de Ciudad Mateo- donde se construyeron unas 690 casas- pero esa mañana el mismo edil descartó esa posibilidad por el impacto que generaría sobre la subcuenca del Río Guacerique.
Ciudad Mateo es un proyecto habitacional fallido, de aproximadamente 2,600 casas, que se construyeron en tres etapas, sobre la subcuenca del Río Guacerique entre 1991 y 1994- durante el gobierno de Rafael Leonardo Callejas.
A principios de la década pasada, este proyecto registraba un valor de 275 millones de lempiras: Altos de Las Tapias con 148 millones de lempiras, Tapias I con 63 millones 300 mil lempiras y las Tapias II de 63 millones 400 mil lempiras; precio que ahora sería mayor.
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Desde la adquisición de los terrenos, este proyecto estuvo plagado de corrupción y aunque en su construcción tuvo la oposición de los ambientalistas y de los capitalinos el gobierno de Callejas siempre lo ejecutó.
Por este caso, la fiscalía acusó judicialmente al mencionado exmandatario, sin embargo, los tribunales de justicia le dieron sobreseimiento definitivo, y así el caso quedó en la impunidad.
Además, la Fiscalía del Medioambiente detuvo el proyecto tras comprobar que representa un alto riesgo de contaminación para el ambiente, para el agua superficial y subterránea de la subcuenca hidrográfica Guacerique, que abastece a la represa de Los Laureles. Esta determinación aún permanece invariable.
Algunos funcionarios a lo largo de los últimos gobiernos han pujado por que se habite la parte alta del proyecto, donde están las 690 casas, pero esto- según los expertos- no puede ser posible si no se realiza una millonaria inversión para la construcción de colectores de aguas residuales o cloacales.
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Habitar actualmente la parte de Altos de las Tapias sin una alternativa para el tratamiento de las aguas negras sería una solución para unos, pero un gran problema para la salud del 20 por ciento de capitalinos que se abastecen del agua potable proveniente de esa cuenca, dijo Carlos Torres, uno de los vecinos del sector.
Embalse Guacerique II
Además, para paliar la falta de agua potable en la capital, diferentes administraciones del Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SANAA) han venido realizando estudios de factibilidad para la construcción del embalse Guacerique II, el cual inundaría las viviendas de las etapas dos y tres, o sea las que están en la parte baja.
Mientras la reserva biológica de Yerba Buena siga como un lugar protegido y preservado, este embalse sigue siendo una alternativa de solución a la falta de agua potable para los capitalinos.
Según un análisis hidrológico, el Río Guacerique se origina en las montañas Rincón Dolores (en la reserva de Yerba Buena), pero con un nombre diferente, al cual se le unen varios afluentes río arriba. El su recorrido se nutre de las quebrada Quiscamonte y Ocote y luego se encuentra con sus principales afluentes, Quebrada Quiebra Montes y río Mateo en Mateo, fluyendo hacia la represa de Los Laureles.
Habitar partes de Ciudad Mateo sigue siendo un riesgo de contaminación para los capitalinos, expuso Torres. Asimismo, este mismo impacto lo han advertido diferentes autoridades del SANAA, a lo largo de los años.