COMAYAGÜELA, HONDURAS.- Una hilera de tarimas repletas de ropa usada crean estrechos pasillos a orillas del mercado Zonal Belén, rozar con los demás o ganarse un pisotón no altera a nadie.
Al momento de ofrecer las prendas, los empleados estampan su energía y carisma: “pase, papi”, “aquí tenemos lo que busca”, “amor, aquí lo atendemos”.
Asimismo, los llamativos rótulos con ofertas en las que se ofrecen prendas desde los cinco lempiras en adelante cumplen su función de imán para atraer a los clientes.
Cristian Pérez incursionó en el negocio de la ropa de segunda mano hace siete años, mientras atendía con dedicación a su clientela habló con EL HERALDO.
Pronosticó que aunque diciembre inició con calma, antes del 24 las ventas mejorarán.
“No es como antes, se ve menos afluencia en todas partes, incluso hasta en el sistema de transporte”, mencionó.
Mientras despachaba y embolsaba camisas, garantizó que una persona puede comprar “una o varias mudadas” solo con 100 lempiras.
Para el economista Ismael Zepeda, la falta de oportunidades en el país junto a los malos salarios mantienen a las personas con un bajo nivel adquisitivo.
En consecuencia para resolver la necesidad básica de vestimenta, tienen que recurrir a la ropa de segunda.
Ofertas
La gente revuelve en los enormes bultos de ropa hasta encontrar algo de su agrado.
Poco dinero, junto a tiempo y paciencia garantizan que se encontrará lo que se busca.
“Si no lo encuentra aquí” ni busque en otro lado es el popular eslogan que utilizan los dueños de estos negocios.
En las tiendas hay miles de prendas y una enorme variedad de precios. EL HERALDO constató que el costo de la ropa que está en las tarimas es de cinco, diez, veinte, treinta, cuarenta y cincuenta lempiras.
Por otro lado, en los largos percheros hay prendas seleccionadas en las que sobresalen reconocidas marcas en las etiquetas, esas piezas son llamadas “Premium” y generalmente las acomodan en el “área VIP”.
El valor de esas vestimentas oscila entre los 100 lempiras hasta los 150.