TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Todos los días y durante una hora, Edgar Martínez, de 12 años de edad, se moviliza en caballo para llegar a su centro educativo.
La Escuela El Zurzular está ubicada en el caserío del mismo nombre, en el Valle de Amarateca, y al finalizar el largo trayecto y bajar de su caballo, en vez de que le reciba un pupitre, debe sentarse en un duro tronco de madera para recibir clases junto a sus compañeros.
El centro educativo es multigrado, es decir que en una sola aula reciben clases estudiantes de primero a sexto grado.
Además, han habilitado un espacio dentro de la misma aula para los alumnos de kínder.
En la escuela hay solo una maestra, quien todos los días se traslada de Tegucigalpa hasta esta caserío.
También hay una voluntaria de la comunidad que apoya a los estudiantes de kínder.
Agradable visita
Un grupo de integrantes de la Asociación de Cónyugues de Funcionarios de Naciones Unidas (Unhonlesa), al conocer sobre las condiciones de este centro escolar acudieron a la zona para compartir con los estudiantes un bolso, lápices y colores.
Además, la visita tenía como objetivo determinar de qué manera la asociación puede sumarse a cambiar las lamentables condiciones de infraestructura en las que reciben clases los estudiantes.